La noche de Las Candelas promete ser especial en El Taller Beers & Co. La nueva sala palentina recibe la visita de Indomable, que presentará su disco El eterno telonero en formato acústico. Indomable es Arturo Rodríguez (A Coruña, 1983), un músico curtido en los locales de toda España y varios países de Europa y el área del Caribe. Se define como «una persona con ubicuidad, un músico en gira constante». Te defines como «el rey de los garitos», y precisamente vienes a Palencia en mitad de un largo viaje por toda España con un disco «sin grandes artificios ni maquillaje y con letras directas». ¿Es el directo de las salas pequeñas la verdadera arena en la que se la juega el músico? Para los músicos, los garitos son nuestra casa. Es el lugar de donde todos salimos y a donde todos volveremos. Todo nuestro colectivo debería mantener unas atenciones especiales ahí. Al visitar una buena parte de ellos y te puedo garantizar que la mayoría lo regenta peña igual de luchadora y apasionada que los que están delante del telón. ¿Cuál es el feedback de tu público en esos garitos? Pues es que ha habido de todo. Esa incertidumbre es la que a mí me pone. Siempre trato de hacer conciertos más relajados de lo que realmente son después. Escapo de la imagen de los músicos románticos pero, sea como sea, es un acto de liberación y rebeldía. Cantas en castellano una música directa que denominas «las canciones del sofá». ¿Defiendes la autenticidad de esa «música sin artificios» frente a las modas urbanas, los dogmas del indie o los designios del algoritmo de Spotify? Creo en la canción y ya. Yo las hago con la guitarra a pelo y luego viene una fase tipo catarsis. Es cuando empiezo a imaginarla arreglada y la empiezo a perfilar. Me molan en el momento y me molan al interpretarlas y ejecutarlas en directo, pero luego me ralla escuchar las versiones de estudio. No sé de modas urbanas, tampoco de los dogmas indies y no uso Spotify. Puede que padezca un poco el síndrome del intruso. Admiro a casi todos mis compañeros y pienso que todos son mejores. ¿El título de tu disco, El eterno telonero, es una reivindicación o una queja amarga? Es así un poco un «es lo que hay». Con mi propuesta es imposible llegar al circuito de los grandes eventos. No pasa nada, es normal, pero es que es así como me sale ahora mismo. Conozco algo de todo este mundillo donde a veces me toca nadar. Por razones como esta soy muy selectivo, como sé que lo pueden llegar a ser conmigo, porque no soy hipócrita ni zalamero. Cuando haces las cosas porque sí, sin pretensiones y sin esperar nada de nadie, todo son avances.

Entrevistamos al músico gallego, que presenta ‘El eterno telonero’ en la noche de Las Candelas en El Taller Beers & Co.

La noche de Las Candelas promete ser especial en El Taller Beers & Co. La nueva sala palentina recibe la visita de Indomable, que presentará su disco El eterno telonero en formato acústico. Indomable es Arturo Rodríguez (A Coruña, 1983), un músico curtido en los locales de toda España y varios países de Europa y el área del Caribe. Se define como «una persona con ubicuidad, un músico en gira constante».

Te defines como «el rey de los garitos», y precisamente vienes a Palencia en mitad de un largo viaje por toda España con un disco «sin grandes artificios ni maquillaje y con letras directas». ¿Es el directo de las salas pequeñas la verdadera arena en la que se la juega el músico?

Para los músicos, los garitos son nuestra casa. Es el lugar de donde todos salimos y a donde todos volveremos. Todo nuestro colectivo debería mantener unas atenciones especiales ahí. Al visitar una buena parte de ellos y te puedo garantizar que la mayoría lo regenta peña igual de luchadora y apasionada que los que están delante del telón.

¿Cuál es el feedback de tu público en esos garitos?

Pues es que ha habido de todo. Esa incertidumbre es la que a mí me pone. Siempre trato de hacer conciertos más relajados de lo que realmente son después. Escapo de la imagen de los músicos románticos pero, sea como sea, es un acto de liberación y rebeldía.
Cantas en castellano una música directa que denominas «las canciones del sofá».

¿Defiendes la autenticidad de esa «música sin artificios» frente a las modas urbanas, los dogmas del indie o los designios del algoritmo de Spotify?

Creo en la canción y ya. Yo las hago con la guitarra a pelo y luego viene una fase tipo catarsis. Es cuando empiezo a imaginarla arreglada y la empiezo a perfilar. Me molan en el momento y me molan al interpretarlas y ejecutarlas en directo, pero luego me ralla escuchar las versiones de estudio. No sé de modas urbanas, tampoco de los dogmas indies y no uso Spotify. Puede que padezca un poco el síndrome del intruso. Admiro a casi todos mis compañeros y pienso que todos son mejores.

¿El título de tu disco, El eterno telonero, es una reivindicación o una queja amarga?

Es así un poco un «es lo que hay». Con mi propuesta es imposible llegar al circuito de los grandes eventos. No pasa nada, es normal, pero es que es así como me sale ahora mismo. Conozco algo de todo este mundillo donde a veces me toca nadar. Por razones como esta soy muy selectivo, como sé que lo pueden llegar a ser conmigo, porque no soy hipócrita ni zalamero. Cuando haces las cosas porque sí, sin pretensiones y sin esperar nada de nadie, todo son avances.

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