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Marta Sastre - Columna de Opinión

Columna de opinión – Con P de Palencia, por Marta Sastre (periodista/piloto)

Hoy les voy a hablar de la gama express. Esa fama momentánea que añoran los youtubers, instagramers, tik tokers y demás fauna de las redes sociales. Perdónenme por favor lo de fauna, pero es que me da mucha pena ver cómo se ha devaluado la popularidad.

Entiendo que la democratización del acceso a la notoriedad puede ser muy interesante. De hecho hay mucha gente con talento que jamás hubiera tenido una oportunidad de llegar al gran público pero la gente está admirando por encima de sus posibilidades.

Pongo como ejemplo el deporte. ¿Hay algo más banal que admirar a un tipo que juega bien al balón? Porque yo me planteo a menudo, ¿qué pasaría si Messi se hubiese decantado por el futbito en lugar del fútbol? Sencillo, seguro que no le conocerían ni en su casa.

La fina línea de la fama es muy cruel. Si te equivocas de deporte, puedes pasar de ser millonario, a sobrevivir a duras penas con el sueldo que ganas como profesional.

El esfuerzo ha sido prácticamente el mismo pero el resultado es demasiado dispar. A Tamara Falcó le ponen los cuernos y España entera se compra las revistas para ver cómo se casa esa pobre niña inocente de 43 añazos que se ríe de nosotros a la cara.

Hace un par de días estuve en el Planetarium de Madrid escuchando a Sara García Alonso, seleccionada por la Agencia Espacial Europea en calidad de reserva, convirtiéndose en la primera mujer española candidata a astronauta.

Sara ha sido elegida entre 23.000 candidatos y sólo tiene 34 años. Sin embargo, no es sólo esto lo que me hace escribir acerca de ella. Esta joven está en el equipo del bioquímico español Mariano Barbacid que es una eminencia a nivel mundial en investigación oncológica.

Cuando escucho a esta promesa leonesa me planteo demasiadas cosas. Reconozco que me da mucha rabia que nuestros jóvenes sepan más de Ronaldo, Omar Montes o un tik toker cualquiera, que de una personita que lleva toda una vida trabajando para que encontremos una cura para una enfermedad tan compleja y, desgraciadamente, tan común como es el cáncer.

He escuchado algunas de las todavía escasas entrevistas a esta joven biotecnóloga. En una de ellas  explicaba con metáforas asequibles para el gran público como la inteligencia artificial se podría utilizar en un futuro para ayudar en la lucha contra el cáncer. Al parecer se trataría de crear un gemelo tecnológico con todos nuestros datos en los que se incluyera nuestro estilo de vida, fumar, beber alcohol, comer sano o no, niveles de ansiedad, estado mental y con todo esto ayudar a prevenir la enfermedad. Sara deja claro que un tumor cogido a tiempo se puede operar y por tanto desaparecer. Sin embargo, como bien sabemos el gran problema se presenta con la gran temida metástasis. La metástasis se puede curar también en la mayoría de las ocasiones pero el coste económico, físico y mental, tanto para el paciente como para la sanidad pública, es inconmensurable.

Por lo tanto, no me digan ustedes que no necesitamos más jóvenes como ella, que tienen que trabajar en investigación con escasos recursos, sueldos ínfimos y contratos temporales, que les impiden concentrarse en lo importante.

Con P de poderosa porque si alguien se merece serlo eres tú, Sara, que tienes la capacidad de aliviar un poco el dolor en el mundo.

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1 COMENTARIO

  1. Totalmente de acuerdo. España se ha convertido en otro pais de las oportunidades, puedes ser mucho menos que mediocre (al menos Messi es muy bueno en lo suyo) y si consigues tus segundos de gloria en cualquier medio y caes en gracia, a pillar, que como dices, la gente está admirando por encima de sus posibilidades (me encanta). Lástima de la sociedad que tiene semejantes ídolos, pero muchos se consolarán pensando que así, sin esfuerzo alguno y por su cara bonita, igual mañana les toca a ellos. Sara García Alonso, no está en el país de sus oportunidades como llevan años demostrándonos los españoles que han tenido que salir de aquí para triunfar. Qué honor que sea de aquí, qué lástima por ella.

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