Una aficionada sujeta su bufanda en el partido de hoy ante el Obradoiro. / ACB Photo- Víctor Quintana

El pabellón se despide de la Liga Endesa con un nuevo lleno total, la foto de familia de todos los jugadores de la cantera del Maristas y con el agradecimiento del club y los jugadores a los aficionados

El último que apague la luz del Pabellón. Aunque es posible que no se apague hasta altas horas de la noche dado que hay decenas de personas esperando para hacerse fotos con los jugadores del Zunder Palencia (a la hora de escribir). Porque a pesar de la derrota, a pesar de las derrotas, a pesar de estar descendidos, Palencia está in love con su equipo.

Ese que le ha traído hasta orillas del Carrión a algunos de lo mejores conjuntos de Europa. Ese que le ha invitado a soñar desde hace casi un año. El que le ha llevado a dar a conocer su ciudad, a llevarles por España y a compartir muchas otras cosas. Hasta bizcochos.

Pero todo sueño se acaba. Llega el despertador y te levanta. Y ese ha sonado hoy. Se acabó el baloncesto en casa hasta después del largo verano. Se acabó la ACB hasta… esperemos que no demasiado.

Se acabó el verse con el compañero de grada.

Óscar Herrero

“Bueno, pues ya cuatro meses”. “Nada, que pasan enseguida”, comentaban mis vecinos de pupitre en lo alto del pabellón. Sí, en seguida, claro. Tanto tiempo sin baloncesto. Sin ver a Palencia vibrar. Sin unir a tantos palentinos en pos de un objetivo. Sin ver a otras aficiones como la del Obradoiro dándolo todo por los suyos.

Último partido en la ACB, en la temporada en casa, motivo por el cual la Peña Basket Morado entregó a Pasecniks el trofeo Urko Otegi como el jugador más valorado por los miembros de la peña y los medios de comunicación palentinos invitados.

Pero ese preludio del final no se vivió en las gradas con tristeza. Sino con alegría. Cantando la versión baloncestística del himno a Palencia. Luchando cada jugada desde los asientos. Protestando (y mucho) la diferencia de criterio arbitral dependiendo de quien hiciera contacto, los morados o los blancos.

Celebrando cada canasta como si fuera la de aquel partido del 29 de septiembre ante el FC Barcelona. Aquel primer ¡¡¡uyy!!!, al que seguirían muchos.

La ACB nos abandona. Sí. Ellos son los que pierden una afición como la palentina. De la que no masca pipas. De la que se deja la garganta aunque la bolita no entre. Bien lo sabe el club que ha regalado un emotivo video a la afición esta noche y un gracias afición enorme sujetado por todo el equipo. Aunque el gracias es mutuo, pese al descenso.

Bozinazo y se acabó. Se acabó lo que se daba. Ahora nos gana la LEB Oro y solo podemos decir hasta luego, ACB. Cantera y afición, tenemos.

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