La música no es solo técnica de interpretación del instrumento y lectura de partituras, sino pura creatividad colectiva basada en la escucha y en el conocimiento de su lenguaje. Con la intención de explorar esta vía, se ha celebrado un curso esta semana en el Conservatorio de Palencia
Igor Stranvinsky decía que la composición musical es una especie de improvisación selectiva. Sin embargo, lo habitual es que los estudiantes de música aprendan a leer esas composiciones de autores históricos, con el hándicap de manejar, desde la intuición, el que muchos autores consideraron el lenguaje más universal de todos.
Dar a conocer ese lenguaje de la música “desde dentro”, hasta el punto de ser capaces de tocar conjuntamente con otros instrumentistas sin una partitura que seguir, era la misión del curso Improweek, una iniciativa de la asociación de Músicos profesionales de Jazz y músicas creativas de Castilla y León (AMJazzCyL), que se ha desarrollado esta semana en el Conservatorio de Palencia.
La novedad de esta formación, respecto a otras que suelen acoger los conservatorios, es su apertura a los músicos de toda la comunidad, tanto alumnos de las enseñanzas musicales profesionales como intérpretes semiprofesionales o aficionados que actualmente no están estudiando. Se trataba de mezclar para crear, saliendo del academicismo habitual de los cursos de perfeccionamiento instrumental.
“Lo que buscamos es ofrecer una perspectiva más amplia de la música, trascender un poco lo que suele ocurrir en los Conservatorios, que es la formación centrada en la lectura y en la interpretación súper pulcra. Eso es necesario y te aporta muchas herramientas, aquí lo que pretendemos es poderlas utilizar de una forma más creativa y abierta”, explica el presidente de AMJazzCyL y profesor del curso, Víctor Antón. “Los chavales aprenden a escucharse unos a otros, a reaccionar ante lo que tocan los demás y no solo a interpretar”.
Utilizar el instrumento para crear, sobre la marcha y, principalmente, a partir de la escucha de lo que está creando el compañero en ese mismo momento. Incluso desde la infancia, como el pequeño combo infantil que dialoga sirviéndose de una batería, un piano y un violín en el grupo dedicado a los más pequeños. O como en los dos combos que se han podido formar con los alumnos adultos.
“Hemos tenido la suerte de que ha habido variedad en los instrumentistas que se han inscrito y en los combos tenemos pianistas, percusionistas, metales, guitarristas…”, enumera el director de la formación. “Pedíamos que se inscribieran personas que ya conocieran su instrumento, porque nuestra intención no es perfeccionar la técnica sino hacer creación colectiva, aprender a escuchar a los otros y tocar, por ejemplo, con una batería y un bajo, que a lo mejor los chavales no están tan acostumbrados”.
Sembrar una semilla
El Conservatorio de Palencia ha sido la sede de un curso atípico y abierto a la participación de cualquier músico, donde la mayoría de los alumnos procedían de otras provincias de Castilla y León, principalmente de Valladolid. “Esta es la primera edición y estamos muy ilusionados porque hemos sembrado una semilla, pero aspiramos a poderlo extender a todos los conservatorios de la Comunidad”, afirma Antón, que se muestra agradecido al Conservatorio de Palencia “porque nos han puesto todas las facilidades del mundo”.
Se trata de la primera formación específica que ofrecen los integrantes de esta asociación, creada hace tres años con el objetivo de divulgar las músicas creativas y el jazz y que, hasta ahora, ha comenzado su labor por organizar un festival itinerante denominado Fijazzcyl. “Habíamos hecho algún curso en el marco del festival, pero estamos muy contentos de poder dedicar una semana entera por primera vez”, detalla Víctor Antón. Precisamente, uno de los fines de la asociación es promover la apertura de los planes de estudio de enseñanzas musicales hacia músicas modernas, creativas y de jazz, algo que ya está perfectamente implantado en otros países.
Este guitarrista, pianista y compositor es uno de los profesores que han participado en este primer curso de improvisación, jazz y músicas creativas “Improweek”, que ha contado también con Carlos Soto, el flautista fundador de Celtas Cortos; el saxofonista César Tejero, el pianista Jesús Bravo, el bajista César Díez y, al frente del taller infantil, el guitarrista Farroyo. Todos ellos músicos de renombre, habituales en los escenarios de toda la Comunidad desde los grupos que integran, desde El Naán hasta Castijazz, Víctor Antón Group o El Alquimista Loco, entre otros.
“En Castilla y León hay afición al jazz”, detalla Antón. “Pero no se trata solo de jazz: a nosotros nos gusta más hablar de músicas creativas, porque más allá de este género, se engloba cualquier tipo de música donde haya que compartir, crear e improvisar… Como la música folk o incluso la música clásica: no estamos acostumbrados a que nos enseñen a improvisar en el estilo de Mozart. Y eso que Mozart fue un gran improvisador”.
