Juan Guardiola, director de la Fundación Díaz-Caneja
Juan Guardiola, director de la Fundación Díaz-Caneja

La Fundación Díaz-Caneja celebra el primer aniversario de su nueva etapa con un nuevo reconocimiento del Observatorio de la Cultura, pero también con el reto de su viabilidad financiera ante una polémica decisión de la Junta de Castilla y León

Castilla y León figura en el noveno puesto en el ranking del Observatorio de la Cultura 2023 y, dentro de la actividad de nuestra región, destaca en quinto lugar la FD-C. Es la primera vez que nuestro centro de referencia en arte contemporáneo entra en este prestigioso ranking, ¿cómo lo valora?

Lo valoro muy positivamente, el Observatorio de la Cultura es un informe independiente que realiza la Fundación Contemporánea y es un indicativo de la actividad cultural en nuestra comunidad. Este informe da visibilidad a una oferta cultura de calidad y en constante renovación y está realizado con el aval de los profesionales más destacados del sector.

La FD-C es la primera vez que aparece como novedad destacada en este ranking, realizado desde 2009, y lo hace en un quinto lugar seleccionada entre lo mejor de la cultura en la comunidad de Castilla y León. Si atendemos al sector específico de los museos, ocupamos un segundo lugar, junto al MUSAC, y por detrás del Museo Patio Herreriano.

Este reconocimiento llega en el momento en que cumple su primer año como director de la FD-C, a la que ha dado un claro cambio de rumbo como Centro de Paisaje, Medio Ambiente y Ruralidad. Se marcó el primer objetivo de establecer una línea de trabajo que invitara a explorar las relaciones entre el arte contemporáneo y la naturaleza. ¿Qué hitos destaca en este primer año de recorrido?

En primer lugar, hemos sido capaces de implantar una línea de trabajo en la FD-C centrada en las relaciones entre arte contemporáneo y naturaleza, con especial incidencia en medioambiente, sostenibilidad y mundo rural. Y la hemos implementado tanto en la colección permanente y en las exposiciones temporales como en las actividades del auditorio. Del mismo modo, este año hemos creado también nuevas áreas de exposición de obras como el programa titulado “Naturaleza Invitada” en el vestíbulo del museo, el Espacio Vídeo en la entrada del jardín, la instalación de películas en el Auditorio, el acondicionamiento de la galería superior para poder programar piezas de sonido realizadas por artistas o la intervención temporal en otras zonas de la FD-C.

Usted dirige un proyecto que, en todo caso, al público le ha llegado en forma de cambios: exposiciones que trascienden las artes plásticas para explorar el paisaje sonoro, las instalaciones o el arte audiovisual, ¿es importante educar al público en otra mirada sobre el arte contemporáneo?

Sí, lo creo muy importante, hasta ahora la Fundación Díaz-Caneja ha tenido entre sus funciones la custodia de su colección, así como la exposición, educación, difusión y comunicación de sus actividades. No obstante, todo museo es una institución pedagógica y educativa, similar a los colegios y la universidad, si bien en el ámbito museístico la formación se realiza de un modo más experimental.

«En este siglo XXI los museos han aprendido que el objetivo de toda mediación es democratizar la institución y hacerla accesible a diversos públicos»

Entendemos la FD-C como un aparato epistemológico de producción de saber científico y, al mismo tiempo, como un dispositivo crítico de aprendizaje y de producción colectiva de saberes y experiencias.

En este siglo XXI los museos han aprendido que el objetivo de toda mediación es democratizar la institución y hacerla accesible a diversos públicos.

El Museo lleva “la advocación” de Juan Manuel Díaz Caneja, cuya obra y legado preserva y difunde. ¿En qué medida el nuevo proyecto compagina esa labor?

El pasado mes de octubre 2024 inauguramos la reordenación de la Colección Permanente de la obra de Juan Manuel Díaz-Caneja, contextualizada en áreas temáticas y en diálogo con la obra de otros artistas contemporáneos. Hemos creado una narrativa diferente que propone partir de un dispositivo escénico y museográfico, opuesto al tradicional cubo blanco y a una exposición formalista de las obras de arte.

Este montaje no pretende generar o imponer un relato único, sino hacer posibles lecturas múltiples y una producción plural de significados. Esta es la clave epistémica sobre la que descansa el proyecto expositivo de la colección y, a partir de la cual, se plantea un estudio y confrontación de las obras de arte con textos, objetos documentales, materiales de archivo y propuestas artísticas para proceder a un análisis de la realidad social del paisaje.

En estas primeras temporadas expositivas hemos visto distintos artistas de relevancia nacional e internacional y, entre ellos, algunos vinculados con Palencia, que tienen ese mismo impacto, a menudo poco reconocido cuando juegan en casa, como José Luis Viñas o Ana Frechilla, quien además ha sido la primera artista residente de la FD-C. ¿Qué aportaban esos autores a ese diálogo naturaleza-arte? ¿Veremos más artistas palentinos este año?

En la FD-C hemos creado un ecosistema artístico donde conviven artistas palentinos, comunitarios, nacionales e internacionales. Es más, en la FD-C hemos habilitado una planta dedicada a la producción y creación, en donde hemos facilitado a artistas y colectivos de la ciudad un estudio o lugar de trabajo o reunión del que carecen.

Este año 2024 veremos exposiciones de artistas palentinos como Ana Frechilla, Narciso Maisterra, Juan Díaz-Caneja o Mª Jesús Prieto. Pero también vamos a mostrar proyectos desarrollados en la ciudad o el territorio como el trabajo de Fumantwo, FanyCan, Aula Medio Ambiente, Antonio Font de Bedoya, ARPI, Geoparque de las Loras, Fundación Santa Mª la Real, “Volviendo al Campo” de Amayuelas de Abajo, “Arte contra el olvido” de Boadilla de Rioseco, el Museo de Abejas de Castrejón de la Peña o el nuevo Centro de Artes Escénicas Jorge Manrique en Paredes de Nava.

También ha aumentado la actividad complementaria en el salón de actos: conferencias, conciertos, presentaciones… ¿Qué ideas tiene para seguir avanzando en esa presencia cotidiana en la vida cultural y social palentina?

Además de las exposiciones, creo que los Programas Públicos, que llamamos “Miércoles X la Caneja” y que tienen lugar en el auditorio de la FD-C, han tenido mucha aceptación, en gran parte gracias a la colaboración con la Universidad Popular de Palencia. En estos programas hemos realizado un ciclo de conferencias y películas sobre arte y paisaje con el fin de formar a al público sobre nuestras áreas de trabajo.

También ha tenido mucha repercusión las secciones “Territorio Cultural” y “Ruralia” en donde buscamos artistas, colectivos o asociaciones que trabajan en la ciudad y la provincia de Palencia y les invitamos a venir a la FD-C, de este modo damos visibilidad a dichos proyectos, los ponemos en valor y creamos una comunidad artística en la ciudad. Es decir, utilizamos el arte y la cultura para intervenir y cohesionar el territorio.

Pese al reconocimiento obtenido, el futuro del proyecto depende de la continuidad de las aportaciones de las instituciones a la Fundación. Hay que recordar que todas ellas conforman un patronato, por lo que la FD-C es parte de ellas también. ¿Qué tiene que decir sobre la reducción de la aportación de la Junta, que ésta desmiente, y el asunto de la devolución de la subvención recibida en los años 2021 y 2022, con intereses, que supone más de 60.000 euros?

Según las actas de las reuniones del Patronato realizadas en 2021 y 2022, accesibles a quien las requiera, la Junta de Castilla y León se comprometió a aumentar su subvención a la FD-C con el objetivo de sacar un concurso público para seleccionar y contratar a un director. No tiene sentido que una vez contratado un director la Junta reduzca la subvención, cuya cantidad iba destinada a este concepto.

Por otro lado, la Junta requiere el reintegro del 75% de una subvención concedida a la FD-C en 2021, fecha en la que yo no me encontraba al cargo de la dirección de la Fundación, porque dicha ayuda se justificó en parte con gastos de actividades cuando debía ser sólo con gastos de funcionamiento.

El resultado es una deuda que la FD-C no puede hacerse cargo por lo que su futuro es incierto. La Junta, como miembro del Patronato, órgano de gobierno de la FD-C, deberá dar cuenta junto al resto de las instituciones públicas sobre cómo resolverlo.

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