La sede de Aguilar de Campoo acoge desde hoy la novena edición de su Taller de caligrafía medieval, en el que una docena de alumnos se iniciarán en la escritura de Las Cantigas de Santa María.

 

Tras esta actividad, la semana que viene tendrán lugar nuevas ediciones del Taller Didáctico del Románico y de Las Claves del Románico, que este año se dedican a las creencias y supersticiones en época medieval.

 

Durante todo el fin de semana, la sede de la Fundación en Aguilar de Campoo acogerá el IX Taller de caligrafía medieval que, en su vertiente teórica y práctica, tiene como objetivo iniciar a sus participantes en la realización de la escritura con la que se llevaron a cabo Las Cantigas de Santa María.

 

“En el año en que se conmemora el octavo centenario del nacimiento de Alfonso X el Sabio hemos querido dedicar este taller a una de sus obras más destacadas”, explica Pedro Luis Huerta, coordinador del taller; que añade que se trata de “la colección musical más importante de la literatura medieval europea”, tanto por sus ricas ilustraciones, como por la información que aporta sobre la época.

 

La encargada de guiar a los 12 alumnos y alumnas participantes será Esperanza Serrano, calígrafa de la Villa del Libro de Urueña. Durante tres días, los instruirá en la realización de las letras minúsculas, mayúsculas y versales, decoradas con filigranas de estilo gótico en el que se escribieron Las Cantigas.

 

Además, se trabajará con distintos instrumentos (plumillas metálicas, lápiz, pinceles) y técnicas (tinta, gouache y pigmentos naturales) sobre varios tipos de papel y finalmente se copiarán textos de estas composiciones en honor a la Virgen sobre pergamino auténtico.

 

La importancia de los scriptoria en la Edad Media

Hasta hace poco más de cinco siglos no existió en Occidente ningún libro impreso, de ahí que el único medio para guardar un texto o difundirlo fuese la copia manuscrita. En la Edad Media esta tarea fue llevada a cabo, en un principio, en los scriptoria monásticos y más tarde en las cancillerías regias.

 

Monjes y escribanos se entregaron así al laborioso trabajo de copiar códices y diplomas, siguiendo muchas veces un proceso largo y dificultoso que dejaba secuelas físicas, como podemos leer en los colofones dejados por algunos amanuenses en sus obras.

 

Sirva como ejemplo este lamento de Florencio de Valeránica, fechado a mediados del siglo X: “la visión se debilita, la espalda se encorva, las costillas y el vientre se aplastan haciendo que los riñones se carguen de dolor, todo el cuerpo queda dañado”.

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