Cosecha de almendras en San Cebrián de Campos
Foto: Brágimo

El almendro, un cultivo en expansión por su rentabilidad y resistencia a los inviernos adquiere más importancia en la agricultura de Castilla y León

Los almendros están ocupando cada vez más hectáreas en la región de Castilla y León, a pesar de no ser aún un cultivo mayoritario. El sector agrícola ha evolucionado, permitiendo a los profesionales apostar por producciones mecanizables, rentables y resistentes. Es por eso que la superficie destinada a este cultivo se incrementa año tras año.

Aunque las heladas y las bajas temperaturas representan grandes desafíos para los almendros, la innovación y el tratamiento de semillas han logrado desarrollar variedades cada vez más resistentes a los fríos inviernos de la Comunidad. En provincias como Palencia, el cultivo de almendro se ha convertido en una alternativa al cereal, ya que requiere poca mano de obra y todo el proceso está prácticamente automatizado, además de ser más rentable.

Blas Donis, propietario de una plantación de almendros en San Cebrián de Campos, comentó que la genética ha avanzado mucho en este cultivo. Se eligen variedades que florecen tardíamente para adaptarse mejor a las condiciones climáticas adversas durante la floración. Donis decidió apostar por el cultivo de almendro hace tres años y ahora ya está cosechando sus beneficios.

A diferencia de provincias como Valladolid, Ávila o Zamora, donde el cultivo de almendros ha ganado terreno, Palencia sigue siendo minoritario en este aspecto. Uno de los requisitos para garantizar una buena producción es que la tierra tenga poca cal, ya que puede resultar perjudicial. Donis explicó que los agricultores interesados en sembrar almendros deben saber que pueden hacerlo en un terreno normal con una pequeña proporción de arcilla. Además, a pesar de ser un cultivo de regadío, no necesita grandes cantidades de agua para prosperar.

El cultivo de almendro tiene muchas ventajas. Aunque requiere de una inversión inicial fuerte, se trata de un proyecto a largo plazo. Si se siguen los pasos adecuados, se puede obtener una cosecha a partir del tercer año, mientras que otros cultivos como el cereal pueden requerir mucho más tiempo para lograr una producción decente. En Castilla y León se espera obtener una media de 1.200 kilos de pepita de almendra por hectárea este año, e incluso se podrían alcanzar los 2.000.

La plantación de almendros también ofrece comodidad y alta mecanización a los agricultores. No es fácil encontrar mano de obra, pero en este caso no es necesaria en gran medida. Además, el cultivo de almendro es sostenible y eficiente. Empresas como Agromillora están llevando a cabo demostraciones en Palencia para mostrar a los agricultores que existe otra alternativa al cereal y la remolacha, y para que pierdan el miedo a invertir en árboles.

Aunque existe cierto temor debido a la creencia de que los árboles tienen más posibilidades de desarrollar enfermedades, la genética y la agronomía han avanzado lo suficiente para minimizar este riesgo. Además, existen técnicos especializados que pueden asesorar a los agricultores y ayudarles en todos los pasos necesarios para obtener una alta rentabilidad.

El cultivo de almendro también presenta ventajas en cuanto a los créditos de carbono. Dado que los almendros absorben grandes cantidades de CO2, los agricultores reciben una mayor compensación económica por las emisiones absorbidas. Por todas estas razones, se solicita a la Junta de Castilla y León que apoye este cultivo y diseñe líneas de ayuda específicas para las plantaciones de almendro en la región.

En conclusión, el cultivo de almendro está en expansión en Castilla y León gracias a su rentabilidad y resistencia a los inviernos fríos. Aunque enfrenta desafíos climáticos, la innovación y el tratamiento de semillas han permitido el desarrollo de variedades cada vez más resistentes.

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