Manifiesto segundo Hay que parar la guerra

El texto denuncia ‘Ni terrorismo, ni genocidio’, como una seña de identidad de sus exigencias para Palestina

Entre las nuevas firmas se encuentran Andreu Buenafuente, Antonio Maestre, Jordi Évole, Joaquín Estefanía y Jon Sistiaga, los músicos Ana Belén, Víctor Manuel, Carlos Tarque, Rosendo, Ramoncín, los miembros de Love of Lesbian, la banda Vetusta Morla, Marwán, Ismael Serrano y la cantautora Annie B Sweet

El texto denuncia ‘Ni terrorismo, ni genocidio’, como una seña de identidad de sus exigencias para Palestina.
El manifiesto se publicó por primera vez el 29 de octubre en el periódico El País, promovido por Recortes Cero, y vuelve a publicarse este domingo 19 de noviembre como publicidad financiada por aportaciones de sus firmantes. Desde las 1.000 firmas iniciales, el manifiesto cuenta ya con 4.125 firmas de España, 7 países europeos más (Francia, Italia, Gran Bretaña… pero también Serbia), y 13 países iberoamericanos (Colombia, Argentina, Brasil, Puerto Rico, Bolivia, etc.), entre las que hay algo más de 350 profesionales destacados a nivel internacional o en sus propios países, además del apoyo de 89 organizaciones.

El manifiesto está firmado por más de 4.000 personas de 21 países, entre ellos expresidentes como Rafael Correa (Ecuador) o Manuel Zelaya (Honduras); el hispanista Ian Gibson; actores y directores de cine como José Sacristán, Héctor Alterio, Pedro Almodóvar e Isabel Coixet; escultores, pintores, economistas y periodistas.

Entre las nuevas firmas se encuentran Andreu Buenafuente, Antonio Maestre, Jordi Évole, Joaquín Estefanía y Jon Sistiaga, los músicos Ana Belén, Víctor Manuel, Carlos Tarque, Rosendo, Ramoncín, los miembros de Love of Lesbian, la banda Vetusta Morla, Marwán, Ismael Serrano y la cantautora Annie B Sweet. También firman los actores Luis Tosar, Geraldine Chaplin, Loles León, Alberto Ammann, Hector Alterio, los directores Pedro Almodóvar e Isabel Coixet, directores de teatro como Mario Gas, y los economistas Julen, Juan Francisco Martín Seco y Miren Etxezarreta, además de escritores como Clara Usón, Elvira Navarro, Luisgé Martín, Marcos Giralt, el editor Jorge Herralde y el poeta Antonio Gamoneda.

El manifiesto se ha convertido en una voz internacional en poco más de dos semanas, reuniendo a firmantes como el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, el economista Thomas Piketty y el escritor norteamericano, Frank Goldman. Las firmas pasan por Gran Bretaña, con la traductora, Margaret Jull Costa, reconocida como Oficial de la Orden del Imperio Británico, por Países Bajos, con John Vervaele, presidente de la Asociación Internacional de Derecho Penal, por Italia, con el periodista Roberto Savio, e incluso por Serbia, con Aleksandar Matković, del Instituto de Ciencias Económicas de Belgrado. “Y prácticamente acabamos de empezar a recoger apoyos europeos”, aseguran desde el equipo promotor, “teniendo en cuenta que nuestro objetivo es el Alto el Fuego como primer paso”.
El 2 de noviembre una delegación del manifiesto se reunió en Moncloa con el presidente del Gobierno, al que trasladaron su intención de extender el manifiesto a nivel internacional.

Las firmas iberoamericanas están representadas por los expresidentes de Ecuador y Honduras, Rafael Correa y Manuel Zelaya, marido de la actual presidenta, el presidente del Grupo de Puebla, Marcos Enríquez-Ominami, y una larga lista de personalidades de la cultura, como la directora y el actor argentinos Cristina y Víctor Laplace, y el músico colombiano Jorge Velosa.

Son especialmente destacadas la lista de representantes públicos, senadores, exministros, activistas y profesionales de muy distintos sectores, de hasta 13 países iberoamericanos, pero especialmente el de juristas defensores de los Derechos Humanos. Entre los firmantes se encuentran dos expresidentes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, juristas que han ocupado el cargo de presidente de la Corte Constitucional y de fiscal general de Ecuador, que han sido miembros de la Corte Suprema de Argentina, la fundadora de la Red de Constitucionalismo Crítico de América Latina, y la presidenta de la Asociación Americana de Juristas en Argentina.

En la rueda de prensa convocada para este domingo por la mañana, promotores y firmantes explicarán los detalles y la respuesta que ha tenido el manifiesto, extendiéndose tan rápidamente a 21 países, y presentarán los próximos pasos de un manifiesto que aseguran “recibe ya peticiones de contacto de los cinco continentes”.

El manifiesto afirma que ‘nuestro lugar está con la justa causa del pueblo palestino por “la libre determinación, incluido el derecho a un Estado palestino independiente” tal y como reconoce la ONU’ y concluye con dos tipos de peticiones. Una exigencia, ‘a Israel, que detenga los bombardeos de inmediato, cumpla el derecho internacional y habilite un corredor humanitario’ y a Hamás que detenga ‘sus ataques terroristas y la liberación incondicional de los rehenes’. Además, propone el alto el fuego, la mediación de la ONU, un acuerdo basado en la existencia de los dos Estados, y la implementación de la proposición aprobada por el Congreso en el 2014, en la que se insta al “gobierno a reconocer a Palestina como Estado”.

Manifiesto segundo Hay que parar la guerra

Texto del manifiesto

Las criminales acciones terroristas de Hamás merecen nuestra condena más enérgica, pero no pueden servir para justificar el genocidio que practica el Estado de Israel contra el pueblo palestino. Tanto vale una vida israelí como una palestina.
Hamás debe cesar sus ataques contra la población israelí y liberar a los rehenes sanos y salvos. Pero el asedio sobre Gaza y la invasión está provocando una matanza y sufrimiento de una magnitud inadmisible.
Los bombardeos indiscriminados están destruyendo viviendas y hospitales, han asesinado a miles de palestinos, la mitad de ellos niños provocando un millón de desplazados. Mantener a la población sin luz, agua, combustible y alimentos es un crimen de lesa humanidad que viola la Convención de Ginebra y la Carta de Derechos Humanos.
El Estado de Israel está cometiendo crímenes de guerra ante los que no podemos permanecer impasibles. Debemos detener esta atrocidad que aumenta el riesgo de escalada militar en la región y supone un peligro para la paz mundial. Es preciso y urgente un alto el fuego.
Israel tiene derecho a defenderse de ataques terroristas, pero no a ocupar Palestina y diezmar su población. El Estado de Israel, bajo el amparo político, diplomático, económico y militar de EEUU, es el responsable de 75 años de guerra, genocidio y apartheid.
Nos unimos al movimiento mundial de repulsa a la guerra y a las valientes manifestaciones de israelíes contra su gobierno. Nuestro lugar está con la justa causa del pueblo palestino por la libre determinación, incluido el derecho a un Estado palestino independiente tal y como reconoce la ONU.
Defender al pueblo palestino hoy es defender la paz y la libertad en todo el mundo. Ahora la máxima prioridad es parar la guerra.
Las personas y organizaciones firmantes, de diferentes creencias, ideologías y culturas políticas:
EXIGIMOS
A Israel, que detenga los bombardeos de inmediato, cumpla el derecho internacional y habilite un corredor humanitario.
A Hamás, detener sus ataques terroristas y la liberación incondicional de los rehenes.
PROPONEMOS:
Incrementar la presión internacional, reforzando las vías diplomáticas, para imponer de manera inmediata un alto el fuego.
La mediación de la ONU como fuerza de paz sobre el terreno.
Trabajar por un Acuerdo de Paz justo basado en la legalidad internacional y en las resoluciones de la ONU y de la UE, reconociendo el derecho a la existencia de los dos Estados, el palestino y el israelí.
Y en España, implementar la proposición aprobada por el Congreso en el 2014, en la que se insta al gobierno a reconocer a Palestina como Estado, con 319 votos a favor y solo uno en contra.
Llamamos a todas las personas demócratas y amantes de la Paz a unirnos para reclamar a los gobiernos e instituciones de nuestros países, a la Unión Europea y a la comunidad internacional que no ahorren esfuerzos hasta parar la guerra.

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