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Cartel anunciador del control de velocidad en la CL-615 a la salida de Palencia. / O. H.

Se ha pasado de los 12 fallecidos en la CL-615 y CL-613 en los cinco años anteriores a su puesta en marcha a los tres del mismo período posterior a costa de cinco multas cada dos días

O. Herrero

Desde su puesta en marcha en 2017 han sido objeto de muchísimas críticas que se pueden oír en casi cualquier conversación en la que se saque el tema de las rayas verdes y de los radares de tramo de la provincia de Palencia. Que si te duermes, que si vas más pendiente mirar el cuenta kilómetros que de conducir para no pasarte y evitar la multa, que si no se puede adelantar, que si lo hacen por recaudar, que ya les vale, que han comenzado a multar en los últimos meses, que si solo sirve para alejar la zona norte del resto del país…

Lo cierto es que, siendo políticamente correctos, se podría decir que todo eso, lo de los límites de velocidad, estaban ya inventados y aplicándose antes de 2017 (en la CL-613 siempre a 90 km/h, en la CL-615 a 100 hasta 2019) y solo con la puesta en marcha de las medidas coercitivas, las que tocan el bolsillo y los puntos, se ha conseguido que los conductores no se los salten, al menos en su mayor parte.

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Señal de limitación de velocidad en la CL-615, con las líneas verdes en la calzada y el radar de tramo al fondo. / O. H.

Eso tiene una consecuencia en dos de las carreteras que más accidentes mortales estaban registrando en la provincia de Palencia en los últimos años. Evacuado el tráfico de la N-611 (Palencia-Santander) hacia la autovía A-67, la carretera de Guardo y la de Sahagún eran las vías convencionales con mayor tráfico y también accidentes. Tras ‘enchufar’ los radares, son más seguras. Ha habido 70 accidentes menos (de 866 se ha pasado a 796), menos fallecidos y menos heridos.

Balance de cinco años

La Dirección General de Tráfico ha hecho balance de los primeros cinco años de funcionamiento de estos radares de tramo y, pese a esas molestias de las que se quejan los conductores, nueve de ellos pueden seguir quejándose, porque podrían seguir vivos gracias al estrecho control que se ha establecido con la velocidad en estas carreteras.

En los cinco años previos a la puesta en marcha de los radares de tramo, que entraron en servicio el 23 de octubre de 2017, en estas dos carreteras se produjeron 12 fallecimientos.

Uno de ellos en la CL-613, donde falleció un joven cercano a la veintena de años. Los otros 11 en la CL-615, con colisiones frontales o en cruces, salidas de vía…

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Imagen de un accidente en la CL-613, en el que se aprecian las líneas verdes de la calzada. / Brágimo (ICAL)

En los cinco años posteriores a la implantación de estas medidas de seguridad, las cifras siguen siendo negativas, con tres muertos entre ambas vías, pero supone un 75% menos de óbitos sobre el asfalto de estas carreteras flanqueadas por líneas verdes. Son un muerto en la CL-615, tras la colisión cerca de Villoldo casi dos años después de encender los radares; y dos fallecidos en la CL-613, en diciembre de 2021, en una colisión junto a Cisneros al no respetarse la prioridad de paso en una intersección.

Heridos

No solo se han reducido en estos cinco años los decesos a causa de accidentes de tráfico en estas carreteras autonómicas. También las consecuencias de los siniestros que casi inevitablemente se siguen produciendo. Los datos ofrecidos por la DGT señalan que 185 personas resultaron heridas en siniestros en estas carreteras entre octubre de 2012 y 2017, mientras que desde 2017 hasta el domingo han sido 90 menos: 85.

Estos datos también hay que ponerlos desde la perspectiva de que durante el año 2020 le tráfico en estas carreteras se  redujo muchísimo a causa de la pandemia.

Multas.

Este mayor control se traduce también en sanciones. Aunque se puede afirmar que tras cinco años de funcionamiento, el número de las multas, según los datos facilitados por la DGT no es elevado:

Durante estos últimos cinco años, la vigilancia practicada por estos radares ha detectado 4.724 infracciones de otros tantos conductores que han circulado por estos tramos a velocidades medias superiores a los 90 km/h en la CL-613. En el caso de la CL-615, la máxima permitida fue de 100 hasta 2019 y luego 90. Esto supone cinco multas cada dos días, contando ambas carreteras.

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Radar de tramo que controla tanto las circulaciones hacia y desde el norte de Palencia a la entrada de la ciudad por la CL-615. / O. H.

Según la DGT, el Centro Estrada con sede en León únicamente inicia un procedimiento sancionador cuando todas las fotografías y todos los datos obtenidos por estos cinemómetros de tramo son totalmente nítidos e indiscutibles.

El exceso más bestia

Y aunque la mayoría cumple también hay quien comete autenticas barbaridades. Es el caso de una conductora, que, por ahora, tiene el dudoso honor de haber marcado la velocidad media más alta desde que se colocaron los radares.

Ocurrió el 21 de agosto de 2018: uno de los sistemas de la CL-613 captó a un vehículo que circuló a una velocidad media de 163,4 km/h durante un tramo inferior a cuatro km. en el que la velocidad máxima permitida es de 90 km/h. La conductora responsable de dicha infracción fue sancionada con una multa de 600 euros y con la retirada de 6 puntos.

Los tramos.

Cabe recordar que, aunque las rayas verdes exteriores de ambas calzadas fueron pintadas casi a la vez que se instalaron los radares de tramo, no tienen nada que ver con su funcionamiento ni con la extensión de los tramos controlados. Las rayas verdes solo avisan de que en esta carretera se controla de una forma intensa la velocidad, y tratan de dar una sensación de estrechez del carril para que los conductores conduzcan más despacio.

Así, en la CL-613 los radares de tramo están fijados desde la salida norte de Becerril hasta Paredes de Nava (en ambos sentidos) y desde Paredes hasta poco antes de llegar a Cisneros, también en ambos sentidos.

En la CL-615 los tramos están fijados entre Palencia (Venta Zapatones) y Carrión de los Condes en sentido Carrión (se trata del tramo controlado por un radar más largo de España), mientras que en sentido contrario el corte se establece en Villoldo, al sur de la Estación de Servicio del Pantano, hasta Palencia (Venta Zapatones). Esta diferencia se establece debido a que en sentido sur, hay un tramo limitado a 70 km/h (acceso a la gasolinera de Villoldo), por lo que complica establecer la media que deben desarrollar los vehículos. El otro tramo de la CL-615 va desde la glorieta de la CL-615 bajo la A-231 hasta el cruce de Renedo de la Vega.

El primer accidente mortal con las líneas verdes se produjo en la CL-615 en verano de 2019, casi dos años después de ponerse en marcha los radares. / Brágimo (ICAL)

Además de los controles de estos radares de tramo, desde la DGT recuerdan que la vigilancia con los radares de la Guardia Civil se sigue estableciendo, para vigilar los tramos donde no se establecieron los radares de tramo o en los itinerarios paralelos que siguen algunos conductores para evitar ser captados por los radares a la entrada o salida de los tramos.

De forma paralela a la labor coercitiva, el convenio firmado por la DGT  y la Junta de Castilla y León ha dado como resultado la incorporación de algunas soluciones técnicas para la mejora de la seguridad, como los avisadores de presencia de fauna en la carretera, los sistemas para encauzar o ahuyentar a la misma, la mejora del asfalto entre Villoldo y Carrión, o la instalación de sistemas de aviso inteligentes de presencia de vehículos en cruce, como el de Villaumbrales en la CL-613.

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