lobo

Los autores consideran que los estudios de las administraciones “adolecen de un insuficiente trabajo de campo” y señalan que sus métodos estiman un tamaño medio por manada de 3,5 lobos, frente a los entre 8 y 11 de la Junta

Un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC determinó recientemente que la población del lobo en la zona centro de España es “desfavorable, con dinámicas recurrentes de asentamiento de extinción en el tiempo”, lo que podría concluir en “una situación de estancamiento general”.

Además, los autores, entre los que se encuentra el científico e investigador Fernando Palacios, consideran que los estudios elaborados por las administraciones públicas, entre ellas los de la Junta de Castilla y León, “adolecen de un insuficiente trabajo de campo”. Señalan que sus métodos estiman un tamaño medio por manada de 3,5 lobos, “radicalmente opuestos” a los del Gobierno autonómico, que los sitúa entre ocho y once, tal y como aclaró a Ical Abraham Prieto, miembro del Observatorio del Estado de Conservación del Lobo.

Los datos son la pata de un muestreo de campo más de 400.000 hectáreas elaborado en las provincias de Ávila, Segovia, Guadalajara y el norte de Madrid que ha permitido concluir un análisis estadístico para predecir la población del lobo con determinadas variables y compararlo con los que ya se hacen en España. El método dirigido por Palacios “no tiene injerencia” sobre la especie, un “impacto cero”, pues muestrea “a pie en zonas donde hay lobos y valora su presencia a través de huellas ,excrementos y rasgaduras, pruebas combinadas con cámaras de fototrampeo para detectar la reproducción y determinar el número de manadas”.

La investigación, publicada en la revista ‘Hystrix the Italian Journal of Mammalogy’, realizó un monitoreo de la población de estos cánidos en el Sistema Central entre 2010 y 2018, que desveló un máximo de 13 manadas. Gracias a él se ha comprobado que “muy pocas manadas tienen una actividad reproductiva regular que permita, a largo plazo, generar descendencia y expandirse a otros territorios”.

“Nos sale que durante el verano, en la época de reproducción y cuando se asientan en un territorio concreto, los lobos ocupan de promedio mínimo 60 kilómetros cuadrados, con un 52 por ciento de reproducciones. Es decir, que solo la mitad tiene éxito, con lo que se deduce una tendencia poblacional precaria”, advierte Prieto. Salvo algunas manadas que residen desde hace más años en los mismos territorios, “el resto se encuentra en esa dinámica”, aclara.

Prieto llama la atención de esta “decadencia” del animal, precisamente cuando la Directiva Hábitat europea protege al lobo al sur del Duero. “Tenemos un estado de conservación no favorable porque no se cumple ningún punto clave para determinar que el estado es bueno”, sostiene Prieto, quien enumera para ello “tres predicciones”. Por un lado, explica que para considerar su situación “favorable” la dinámica de población debe indicar que la que especie “se mantiene a lo largo del tiempo como componente viable en su hábitat natural”; en segundo lugar, garantizar que el área de distribución “no se reduce ni es probable que ocurra en un futuro cercano”; y en último, que “existe y se prevé un hábitat extenso a largo plazo”. “En el caso del lobo no se da ninguna de las tres”, critica.

El lobo “autorregula” su población

Igualmente, Prieto rechazó los argumentos que siempre figuran alrededor de la caza del lobo, como la necesidad de abatir ejemplares para regular población o minimizar ataques a la ganadería. Pero, a su juicio, la “ciencia desaconseja en este sentido la acción cinegética, porque el lobo tiene características únicas, ya que es depredador apical, está en la cúspide, y tiene un profundo sentido de territorialidad, con lo que él mismo autorregula su población”. “Gran parte de los adultos no se reproduce, solo lo hace la pareja reproductora. Con lo que biológicamente es imposible que se descontrole. En ningún lugar puede haber muchos lobos”, defiende.

En este sentido, el grupo investigador ha documentado en el informe una manada cuya zona de acción “incluye 13 pueblos distintos”. “Esto significa que no está todo lleno de lobos, sino que esa misma manada ocupa un territorio muy amplio. Son conceptos biológicamente imposibles”, incide Prieto.

De hecho, considera que la eliminación de una gran parte de esta especie de cánidos sería “contraproducente”, dado que es “un animal social” y la caza “desestructura las manadas”. Es en ese momento, con manadas ‘rotas’, cuando se ve en dificultades “para atacar a animales salvajes y se ve obligado a hacerlo sobre la ganadería”. Por eso, reitera que la “evidencia científica desaconseja matar lobos”.

Resumen del informe

El informe contextualiza que el lobo gris (Canis lupus) fue extirpado del Sistema Central en 1976, pero la especie recolonizó la zona en 2006. Los trabajos de monitorización de esta nueva población mediante técnicas no invasivas consistieron, principalmente, en la detección de señales de marcas a lo largo de las rutas de muestreo (caminos de tierra, senderos y caminos), así como de heces, en particular, que se utilizaron para delimitar los territorios de las manadas.

La reproducción siempre ocurría cuando el tamaño medio de la manada era de al menos cuatro individuos al final del invierno (52,7 por ciento). El documento también determinó que el territorio marcado por heces de las manadas reproductoras era mayor a 60 kilómetros cuadrados durante el período reproductivo. En general, los resultados “sugieren que los métodos de seguimiento de bajo coste comúnmente utilizados para evaluar el estado de las poblaciones de lobos en España tienden a sobrestimar tanto el tamaño como el éxito reproductivo, lo que aconseja la necesidad de métodos alternativos”, sostiene el informe.

El área de estudio, que engloba a las cuatro provincias, fue muestreada en su totalidad durante los ocho años. Se observaron 13 grupos y se recopilaron 36 conjuntos de datos, que se refiere a los parámetros obtenidos para una sola manada de lobos al año. En este sentido, se detectaron cinco manadas en Segovia, tres en Ávila, otras tantas en Madrid y dos en Guadalajara.

Las manadas de lobos ocuparon 208.400 hectáreas del total de 435.000 de superficie que comprende el estudio, lo que representa el 48 por ciento. Se encontraron casi 2.000 excrementos de lobo, georreferenciadas para los 13 packs estudiados.

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