Evelyn Palma en la cabina de un avión de Aer Lingus

Evelyn Palma ejerce de azafata de vuelo desde hace más de cinco años

Abandonó Palencia para surcar los cielos y dedicarse a una profesión que le apasiona, casi tanto como el mero hecho de viajar

¿Quién no ha soñado en algún momento de su vida con poder viajar por todo el mundo? Claro que, hoy en día, cualquier aerolínea lowcost podría costear ese sueño por un módico precio y la maleta de mano, aparte. Para Evelyn Palma (Palencia, 1995), aquel sueño para muchos se convirtió en realidad cuando decidió hacer el curso de azafata de vuelo y empezar a surcar los cielos de los cinco continentes.

Desde hace más de cinco años ejerce como tripulante de cabina de pasajeros, que es el nombre técnico por el que se conoce a las personas que velan para que tengamos un viaje en avión lo más cómodo posible.

Actualmente, Evelyn trabaja para Aer Lingus, la aerolínea de origen irlandés más importante del país, antes incluso que Ryanair. Pero su camino por el mundo de la aviación ha sido muy extenso, solo el coronavirus le obligó a detener su actividad. Fueron uno de los sectores más damnificados en la época de la pandemia.

El pasaje de Aer Lingus con la selección de rugby de Irlanda, entre ellos, Evelyn Palma / Aer Lingus

“Llegué con apenas seis años a Palencia y he cursado todos mis estudios de primaria y segundaria aquí. Después hice una FP y luego me fui un par de años a Canadá para mejorar mi inglés, porque siempre me gustó mucho. También pasé otro verano en EEUU con una familia nativa, y esto es lo que años después me abrió la puerta a ser azafata y trabajar en los aires”, cuenta Evelyn.

“Dominar el inglés fue lo que años después me abrió la puerta a ser azafata y trabajar en los aires”

Pese a lo que pueda parecer, fue su prima la que quiso ser azafata en un primer momento: “Miraba todas las convocatorias, aerolíneas y requisitos. Yo, después de mi FP en Gestión Administrativa, hice prácticas en una gestoría y después me quedé trabajando unos meses, sustituyendo una baja. Cuando terminé, me vi en pleno mes de octubre sin poder presentarme a ningún curso más y eché la convocatoria, en aquel momento, para Ryanair”, recuerda Evelyn.

Sin duda, hablar bien un idioma como el inglés es fundamental para ejercer este trabajo. “Solo se pide el bachillerato y, dependiendo de la aerolínea, te pueden exigir uno o más idiomas, pero el inglés es básico. En mi caso, fue la llave para entrar”, añade.

En Ryanair, tras superar las pruebas, comenzó a trabajar después de realizar su formación en Italia y luego estuvo “en base” destinada en Gerona. Es decir, que trabajaba desde el aeropuerto de la localidad. Tras un año de volar, descubrió que no solo le gustaba, sino que quería hacer traslados más largos: “Quería experimentar esa parte de ser azafata y despertar en un país distinto, en otro hotel. Y empecé a buscar otras aerolíneas”.

Evelyn Palma, durante su etapa trabajando para Ryanair

Así es como llegó a trabajar para Aer Lingus, por lo que tuvo que mudarse a Dublín, donde la aerolínea tiene la base de operaciones y el aeropuerto más grande. Entonces, comenzó a hacer vuelos de diferentes distancia, de corto o largo radio, lo que se conoce como Mix Fleet. Hasta entonces, podía dormir todos los días en su casa de Gerona. “Normalmente, hacíamos cuatro vuelos, dos de ida y dos de vuelta”, cuenta Evelyn.

VUELOS TRANSOCEÁNICOS

El mundo de los transoceánicos, por el contrario, es algo distinto. “Cuando son vuelos más largos, nuestro proceso es igual de largo que el de los pasajeros, como 1h y 40 antes del vuelo tenemos que estar en el aeropuerto, se tiene una reunión sobre cómo va a ir el día, el número de pasajeros, con los pilotos también nos dan más detalles y, finalmente, unos procedimientos de seguridad que desarrollar en el avión antes de que lleguen los pasajeros, desde comprobar el equipo de emergencia a la infraestructura del avión por dentro”, explica.

La sensación de levantarse un día en Dublín y al otro en un hotel de Miami es algo muy especial, pero no quiere decir que sea una costumbre sencilla para cualquiera: “Yo siempre digo para este trabajo hay que valer, no a todo el mundo le gusta cambiar de lugar y prefiere la rutina. Para nosotros es maravilloso, yo he llegado a desayunar, comer y cenar en tres países distintos”, cuenta Evelyn.

Un trabajo que permite conocer culturas y gentes distintas. De entre todos los destinos, Evelyn se queda con Los Ángeles. “Me gustan mucho las puestas de sol de California. Como yo vivo en Dublín, que tiene un clima muy lluvioso, intento ir mucho a California y a Florida para darme mis sunny breaks, o descansos soleados, como digo yo”.

A pesar de estar gran parte de su día a día subida a un avión, Evelyn no desprecia el viajar, que ahora se ha convertido en un ocio casi obligatorio. Da la sensación de que el que no viaja, se está perdiendo algo fue de nuestras fronteras.

“Sí que me gusta. Para mí, es distinto viajar de tripulante que de pasajero. Es una experiencia diferente. Incluso nuestros procesos son más rápidos, no tenemos que hacer cola, tenemos descuentos a la hora de volar; si tenemos que hacer inmigración, no nos preguntan nada porque con nuestro trabajo ya hemos pasado ciertos controles de seguridad, por lo que todo es más rápido y más cómodo”, cuenta Evelyn.

“De Palencia echo de menos la gastronomía y el vino. Sales de España y hay unos precios desorbitados, es otra cultura”

Sin embargo, esta gran embajadora de su tierra no desprecia sus orígenes, al contrario, los reivindica: “De Palencia echo de menos la gastronomía y el vino. Sales de España y hay unos precios desorbitados, es otra cultura. Aunque nací en Ecuador, mi cultura y mis recuerdos son españoles. Cada vez que estoy fuera y me preguntan de dónde soy, siempre reivindico la comida, el vino, la gente, el clima…lo que te ofrece España, no te lo ofrece nadie”, certifica con un gran eslogan.

NADA DE RUTINAS

La literatura, la televisión y el cine fantasean con la vida que llevan los tripulantes de aviación. Siempre se les plasma en los libros o en la gran pantalla como gente sórdida y muy “fiestera”.

“Depende de la gente con la que vueles. Hay gente que llega al hotel y se despide hasta el día siguiente, pero hay otros que sí, que les gusta salir. Sobre todo a los pilotos, les encanta llegar a un país distinto y decir: en 40 min nos vemos abajo. Hay veces que todo se queda en unas cañas y a cenar…y otras veces se extiende. La gente tiene ganas de irse a bailar y, si te quedas dos o más noches en el destino, se presta la ocasión, más aún si estás en un destino cálido como Orlando, Miami o Los Ángeles”.

Al margen de las anécdotas y el “salseo” que pueda existir en el mundo de la aviación, lo verdaderamente complicado tiene todo que ver con la conciliación familiar, un aspecto que se están auto imponiendo las empresas dada la situación actual de los trabajadores, y que no es ninguna excepción para los tripulantes de vuelo

“Lo que más me preguntan es por la conciliación familiar. En la aviación, yo he estado ya en tres aerolíneas, las peores son la chárter, porque tienes que estar fuera de tu casa a veces por varios meses. En las de largo y corto radio puedes planear tu vida y tener familia. Muchos de mis compañeros tienen hijos, pero también tu pareja tiene que entender tu profesión y que te tengas que ausentarte de casa”, relata Evelyn.

Un mundo, a veces, excesivamente endogámico. Los tripulantes hablan el mismo idioma y se relacionan entre ellos: “Muchos compañeros se casan o son pareja entre ellos o, a veces no son parejas, y ocurren cosas…pero sí, como en otros trabajos, se pasan muchas horas ahí, entiendes la naturaleza de este trabajo y eso te hace entender mejor a las personas”.

Parece el trabajo soñado para alguien joven, sin ataduras, que odie las rutinas, pero no está del todo claro si puede tener un largo recorrido.

“Si te gusta viajar, es difícil dejar la profesión, porque forma parte de cómo eres tú como persona”

“La edad de jubilación es la misma que en otro trabajo. Hay gente que le gusta un tiempo y lo deja y otros que lo ven como modo de vida. Estás muchos días fuera, pero también tienes muchos días libres. Si te gusta viajar, es difícil dejar la profesión, porque forma parte de cómo eres tú como persona”, confiesa Evelyn.

DURO GOLPE POR LA PANDEMIA

Con el estallido del coronavirus a nivel mundial en marzo de 2020, muchos trabajadores de la aviación perdieron su empleo, porque no sabían si iban a poder volver a volar en un tiempo.

“Yo había empezado un año antes del Covid, y me despidieron en verano de 2020. Al principio nos tuvieron en espera, porque nadie sabía la magnitud de la pandemia. Volví a Palencia, conseguí un trabajo normal y pensé que no volvería a volar, porque todo se puso tan oscuro y no parecía que nos fuésemos a recuperar pronto. Estuve año y medio de cajera y, después de vivir esa rutina, me aburrí”, rememora Evelyn.

Volvió a las entrevistas y, después de mucha incertidumbre, consiguió subirse a un avión con una aerolínea chárter. En medio de la pandemia, fue el boom de estos vuelos, porque las aerolíneas no se atrevían a contratar, pero sí las que disponían del personal para prestar los servicios y hacer los servicios con ellos.

“Allí estuve cinco meses y, en 2022, se volvieron a los valores de prepandemia y más. La gente estaba cansada de estar encerrada y volvieron a viajar a otros países”, apunta.

En el horizonte, no se plantea abandonar una profesión que le apasiona: “Por el momento, quiero hacer esto a largo plazo. La única pega es trabajar de cara al público, que siempre es complicado, pero no tenemos mayores problemas. Alguno que se pasa de copas porque va de vacaciones o el choque cultural de actitudes que no son habituales para nosotros. La clave está en tener mucha paciencia”, sentencia Evelyn.

Finalmente, manda un mensaje de ánimo a todo el que lo esté pensando: “Todo es probar. Si eres de Palencia, puedes intentarlo unos meses y, si no funciona, Palencia va a seguir esperándote, no se va mover de sitio”.

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