Voladura de la chimenea del grupo 1 de Velilla del Río Carrión.

Iberdrola vuela la chimenea del primera fase de la térmica, puesta en marcha en 1964

Sin tanto revuelo como con la torre de refrigeración, la llamada la gorda, la pequeña ha caído. A las 16 horas de esta tarde, la primera chimenea de la Central Térmica de Velilla ha dado con su hormigón y su carbonilla sobre el terreno. Atrás quedaron casi 60 años de historia. De la historia de Velilla del Río Carrión. Porque de esta pequeña chimenea de 70 metros de altura fue de la que salieron los primeros penachos de humo de la térmica allá por el año 1964 bajo las operaciones de Terminor. La que ha caído esta tarde era la chimenea del Grupo 1, el que dio origen a la térmica de Velilla y la que dio vida a buena parte de la comarca norteña. A la propia Velilla, donde aún existe el poblado creado para los trabajadores, pero también al vecino pueblo de Guardo.

El proceso de voladura apenas ha durado 14 segundos desde la primera de las ocho explosiones controladas hasta que dos grandes polvaredas gris y negra se han levantado sobre los terrenos de la térmica. Junto a la chimenea ha sido volada también un edificio anexo. Ocho explosiones que retumbaban en el valle y encogieron el corazón de las personas, menos que en el proceso de octubre con la torre de refrigeración, presenciaron este adiós anunciado.

Según informó Iberdrola, propietaria de las instalaciones, “a las 16 horas, la chimenea del Grupo 1 de la térmica palentina de Velilla del Río Carrión quedaba demolida como parte del proceso de desmantelamiento de la central, 58 años después de su puesta en marcha y 20 meses después de su clausura, solicitada a finales de 2017.

70 metros en 14 segundos

Para la eléctrica, como para para el pueblo de Velilla, “su voladura, igual que lo fue la voladura de la torre de refrigeración, representa un paso simbólico. Iberdrola lo encamina hacia “la transformación energética de nuestro país hacia una economía verde, competitiva y sostenible”.

Para el derribo de la chimenea -que supera los 70 metros de altura- se han utilizado detonadores electrónicos con 224 kg de explosivo. “La técnica de demolición empleada es una de las más eficientes para el desmantelamiento de centrales, al minimizar riesgos para los trabajadores, favorecer la economía circular y contribuir a reducir el impacto ambiental. De hecho, los residuos de hormigón y de la estructura metálica serán reciclados”, defiende Iberdrola.

En esta ocasión, a diferencia de lo ocurrido en octubre con la torre de refrigeración, no ha sido necesario realizar la evacuación temporal de manera preventiva de la zona, dado que la zona de exclusión de 200 metros afectaba íntegramente a los terrenos de la propia térmica de Velilla, sin comprometer ninguna vivienda ni instalación exterior a la central.

Al 45% del desmantelamiento

La voladura de la chimenea del Grupo 1 forma parte del desmantelamiento de todas las instalaciones de la central térmica de Velilla por parte de Iberdrola, que solicitó su cierre, como la de Sama (Asturias) en 2017. Eran sus dos últimas térmicas. El proceso, calculan desde Iberdrola está ejecutado ya al 45% aunque se prolongará aún durante 43 meses.

“Estos trabajos están involucrando a un gran número de proveedores -muchos de ellos locales con un volumen de trabajo superior al que mantenían durante el funcionamiento de la central- y alrededor de 50 profesionales. Cerca de la mitad proceden de empresas contratistas de la central y locales; profesionales altamente cualificados y con amplia experiencia en la ejecución de este tipo de proyectos de gran complejidad técnica”, indica Iberdrola.

“Compromiso con Velilla”

Según la propietaria de la Central, “inversiones en proyectos 100% renovables, dinamización del tejido empresarial y el empleo local en torno a principios verdes e innovación y apoyo al emprendimiento son los pilares sobre los que Iberdrola transforma la comarca de Velilla del Río Carrión.

En Velilla construirá uno de los mayores complejos fotovoltaicos de la región y de España (350-400 MW) con una inversión de 300 millones de euros. En la región, Iberdrola es líder en energía renovable con la operación de 5.200 MW que la sitúan como la comunidad autónoma con más megavatios verdes instalados por la compañía.

El proyecto de transformación de Velilla incluye también más inversiones en redes inteligentes y movilidad sostenible, proyectos de economía circular y una Plataforma de Innovación Ciudadana para incentivar el emprendimiento.

El grupo 1.

Como se ha indicado antes, el grupo 1 de Velilla fue el inicial de la central, puesta en funcionamiento en 1964, por su buena ubicación cerca de las fuentes de carbón de las comarcas de Palencia (Velilla y Guardo), La Pernía y Barruelo, así como de algunas cuencas leonesas.

Tenía una capacidad para generar 148 MW de potencia. En sus últimos años vertía su energía generada a las centrales de distribución de Herrera de Pisuerga, Villalbilla de Burgos, Mataporquera, Riaño, Navatejada y Nansa.

Era independiente de la torre de refrigeración que se voló en octubre de 2021, que estaba vinculada al grupo 2 de Velilla, puesto en marcha en los años 80 del siglo pasado. De hecho, queda aún en pie la chimenea del grupo 2, la más alta del complejo y que está previsto que se eche abajo a finales de este año.

Para poner en marcha el grupo 1 de Velilla, del que hoy se ha tirado su chimenea, hizo falta una de las mayores gestas logísticas de la época para transportar la turbina desde el puerto de Bilbao hasta las orillas del Carrión por aquellas carreteras.

Cabe recordar que la térmica velillense ha sido incluida hace unos meses en la Lista Roja del patrimonio Industrial. Hoy Velilla ha sufrido otro paso simbólico. Hacia perder uno de sus símbolos como en los 60 perdió la necrópolis sobre la que se asentó la térmica. Un terreno que ha vuelto a ser un cementerio. Ahora, de hormigón. Otro adiós sobre el origen de Velilla.

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