Isabel Monge - Happy
Isabel Monge, responsable de Happy y El Gran Sol

Isabel Monge gestiona los bares ‘Happy’ y ‘El Gran Sol’ de la capital

Con menos de 30 años, compagina sus tareas como empresaria con la docencia en la Facultad de Comercio de Valladolid

Quedamos pronto, sobre las 9:00 horas en el ‘Happy’, el bar que hace menos de un año compró a sus antiguos propietarios. A pesar de la hora, ya hay gente que espera para su primera dosis de cafeína diaria, pero el ‘Happy’ es también un lugar de encuentro, de meriendas, de comidas improvisadas. Gente de todas las edades acude a cualquier hora a uno de los establecimientos más conocidos de la ciudad.

“¿Café? Cortado, por favor”. Me lo pone ella misma. Ejemplo de que en una empresa hay que hacer de todo. Isabel Monge, con tan solo 29 años de edad, ya tiene a cargo a 24 personas que trabajan entre el ‘Happy’ y la cafetería ‘El Gran Sol’, donde comenzó esta aventura empresarial para la joven palentina, que lleva estos dos negocios de hostelería junto a su pareja, David González, quien también es entrenador de porteros en el CD Becerril.

Especializada en Desarrollo Económico, Monge actualmente está estudiando el doctorado en Economía, y reconoce que lo que más cuesta al inicio “es orientarse en qué quieres emprender; buscar financiación, las ideas, encontrar algo que te encaje. Empezamos con una cafetería porque mi pareja y yo teníamos nociones de hostelería”.

“Escogimos ‘El Gran Sol’ porque funcionaba. Eran unas personas que se iban a jubilar y, además, nos guiaban con el traspaso. Queríamos darle un enfoque más juvenil y más estrictamente empresarial de cara a los números, porque la gestión de contabilidad que se llevaba era más sencilla, como ocurre en los pequeños negocios. Y, poco a poco, fuimos proyectando nuestras ideas”, declara Isabel Monge.

Una metodología distinta, que les ha permitido dar un salto de calidad en cuanto a los costes: “Parece una bobada, pero a la hora de fijar precios o haces escandallos, es decir, calcular el coste unitario de lo que te cuesta hacer un bocadillo, hay que tener esos datos en cuenta. La cuestión es tener mucha información para luego tomar la mejor decisión”, concreta la empresaria palentina.

Así, toda esa teoría que aprendió en la facultad de Comercio la utilizó para “enfrentarse a la vida real”. “A mí me ayudó mucho para enfocar esa parte empresarial que yo tenía”, destaca Monge.

PRIMERA EXPERIENCIA

Una experiencia pionera, la de ‘El Gran Sol’, que reconoce difícil en sus comienzos allá por el año 2019: “Durante el primer verano llegamos a trabajar 21 horas y media seguidas durante varios días. Y no es algo meritorio, porque lo hace cualquier autónomo, pero cambias tu vida por un proyecto y requiere el 100% de tu tiempo”.

Y cuando llevaban cerca de un año, estalló la pandemia. Un parón que supuso un importante cambio, sobre todo, económicamente, ya que tenían que afrontar los créditos que habían pedido. “Ahora lo miras con perspectiva, porque fue un parón para recalcularlo todo; decidimos cambiar los objetivos y ver cómo podíamos contratar personas y que nosotros pudiéramos gestionar nuestro tiempo de otra manera”, confiesa Monge.

‘HAPPY’

En ese trance vital, Isabel Monge comenzó su tesis doctoral en Economía. “Al final convertías tu vida en dormir y trabajar, y eso hace que pierdas el foco”, reconoce. Por lo que, a mediados de 2022, cuando pudieron ahorrar algo de dinero, se decidieron a comprar la cafetería ‘Happy’, cuyos anteriores dueños querían desprenderse de ella.

“Es un local que escogimos porque iba en línea con el nicho de mercado que nosotros trabajamos. Con suerte, pudimos seguir con nuestros proveedores, lo cual nos ayudó mucho”, comenta Monge.

Un establecimiento que nació como una franquicia en su inicio con el nombre de ‘La Gallofa and Co’, pero que, poco a poco, está cogiendo la personalidad de sus actuales propietarios: “Nuestra filosofía es la de una cafetería que ofrece desayunos, pero también meriendas”, apunta Monge.

Su trabajo ahora mismo consiste en la gestión de personas. Por horarios, hostelería es un trabajo sacrificado: “Estás cuando los demás descansas, pero nosotros tenemos una serie de normas para cuidar mucho la conciliación. Si las personas que trabajan están a gusto y dan lo mejor de sí mismas, los clientes van a recibirlo”, aclara.

TRABAJO DIARIO

“Nosotros tenemos proyectos juntos, pero no nos vemos casi”, bromea Monge. Aunque los dos tienen ideas distintas e intereses al margen de los negocios, “esas perspectivas te hacen ver una misma realidad. Y es un aspecto que a mí me ha servido mucho. David es muy riguroso con la gestión de los pedidos y yo me dedico más a la cuestión laboral y económica”, añade.

“Yo nunca tengo un día igual. Me levanto a las 5 de la mañana y así empiezo. Hay días que me toca ir a dar clase a Valladolid; actualmente tengo 75 alumnos y es algo que me da mucha perspectiva. Es otro punto de vista que me permite tener la cabeza desconectada”, concreta Monge.

“Antes de ir a Valladolid intento pasarme por los bares, pero luego vengo a comer a casa a Palencia”, explica Monge, un ritmo de vida que solo puede desarrollar gracias a la cercanía entre las dos ciudades y a las comodidades de vivir en Palencia.

Mucho esfuerzo y dedicación que hace al emprendedor luchar cada día. “Es algo complicado, porque tienes que acertar y lo afrontas con todo tu patrimonio”, asegura Monge, pero eso no ha impedido a esta joven palentina dar el difícil paso. “De cara al emprendimiento, ahora mismo hay distintos proyectos y planes, también hay apoyo como el que ofrecen las administraciones, así que, si de verdad quieres, se puede”.

Su mente, lejos de descansar, ya está rondando su siguiente proyecto:”Mi madre siempre me dice que cuándo vamos a parar. Mientras tengamos ganas e ilusión, seguiremos, porque es lo que nos llena, tener ideas y hacerlas realidad”.

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