Imagen, a la derecha, de un contenedor marrón en ámbito urbano. / Ayuntamiento de Valladolid.

El Consorcio Provincial reconoce la dificultad de la recogida selectiva de los residuos orgánicos por las Mancomunidades, debido a la tipología de los desperdicios, y estudiará los proyectos propios así como los llevados a cabo en otras partes del país

Otro color ha llegado para quedarse. El marrón. De ese tono serán los contenedores que, una vez se adjudique el contrato de Aseo Urbano de la capital palentina, se desplegarán por cada una de las islas de contenedores de la ciudad. Su función, recoger y almacenar los residuos orgánicos, antes de su traslado a las plantas de tratamiento.

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¿Y en la provincia? Aquí el despliegue de los nuevos contenedores va más lento, por las complicaciones que implica la recogida de una pequeña fracción de residuos, de este tipo concreto de residuos, en zonas poco pobladas como es el medio rural palentino, donde, como destaca el gerente del Consorcio Provincial de Residuos, Eladio Ruiz de Navamuel, se acaba de desplegar “la recogida selectiva de cartón y envases”. De hecho, aún no hay localidades que tengan los contenedores marrones, aunque los plazos de las Normativas se echan encima.

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Por ello, para conocer de primera mano los retos y dificultades de la recogida de la fracción de residuos orgánicos, el Consorcio Provincial de Residuos de Palencia establecerá dos pruebas o proyectos piloto. “Uno en la zona de la Montaña Palentina y otra en el Camino de Santiago”. Ambas experiencias se quieren vincular además a los grandes productores de residuos de este tipo, como son los establecimientos de hostelería y también a la reducción de desperdicios alimentarios. Las localidades donde se llevarán a cabo no se han fijado aún, y el margen temporal para estas pruebas se estima para el año próximo, el 2024.

Conocer los problemas.

Desde el Consorcio, su gerente resalta los problemas que puede acarrear la recogida selectiva de este tipo de residuos en zonas poco pobladas, en las que muchas veces entre recogida y recogida de contenedores pasan jornadas. “Al separar esta fracción, creas cantidades menores” que deben estar en los contenedores hasta su traslado a las plantas de tratamiento. Menos cantidades requieren más tiempo para llenar el contenedor. Y con este tipo de residuos, el tiempo es el peor enemigo porque los orgánicos mientras esperan al camión de la mancomunidad estarían “generando olores y molestias a los vecinos”, analiza Ruiz de Navamuel.

Contenedores en la pequeña localidad de Olea de Boedo. / Óscar Herrero

Es por ello que quieren explorar algunas soluciones como podría ser el pretratamiento de esos residuos in situ, en las propias localidades generadoras, con, por ejemplo, el compostaje. De esta forma, tanto las molestias como los problemas ambientales por la logística del traslado de los residuos se reducirían.

“Estamos atentos también a las experiencias que se está teniendo en otras zonas del país, como el Levante”, apunta el gerente del Consorcio de Tratamiento de Residuos de Palencia.

Control

Eladio Ruiz de Navamuel señala que siguiendo esas experiencias se ha comprobado que no basta únicamente con la puesta en servicio de nuevos contenedores sin más, porque se dan gran cantidad de impropios. Es por ello que en muchas localidades ya se realiza un seguimiento en los contenedores, que solo se abren por medio de tarjetas.

“El hecho de que se lleve ese control sobre quienes depositan en los contenedores de residuos orgánicos ya hace que las personas tengan un mayor cuidado en lo que depositan”, apunta el gerente, quien además apuesta por, a la vez del despliegue futuro de los contenedores, llevar a cabo una buena campaña de comunicación dirigida a los ciudadanos. Así se evitarían encontrarse con el problema que se está registrando ahora de impropios en los contenedores de envases (amarillos).

Contenedores de recogida selectiva en Villalumbroso. / Óscar Herrero

De hecho, varias experiencias, como explica Urbaser Burgos, han demostrado que “si se dejan los contenedores abiertos, se depositan en ellos todo tipo de residuos inadecuados, lo que dificulta o impide el adecuado reciclaje de la materia orgánica. Sin embargo, en los contenedores cerrados en los que es necesario utilizar una llave o una tarjeta electrónica,  los residuos impropios se reducen y la calidad y pureza de la materia orgánica recogida es mucho mejor”.

En todo caso, pese a que la idea es testar los resultados sobre cómo funcionan los palentinos del medio rural a través de esas dos experiencias piloto, Eladio Ruiz de Navamuel confirma que el despliegue de esos contenedores es un proyecto para esta legislatura.

Lo que se puede depositar.

Tal y como explica en su web el Ayuntamiento de Burgos, una de las ciudades más cercanas que lo ha implantado en los últimos meses, en los contenedores marrones, se pueden y deben depositar los restos de comida (restos de frutas y verduras, restos de carne y pescado, cáscaras de huevo, marisco o frutos secos, restos de comida cocinada o caducada, pan, bollería, posos de café e infusiones…), los restos vegetales (pequeños restos de jardinería, restos de flores y ramos…) y otros residuos (palillos, tapones de corcho, serrín y palos de helado, servilletas y papel con restos de comida o aceite…).

Además, las bolsas deben ser compostables.

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