El Instituto de Paredes de Nava ha creado para sus alumnos un ‘escape room’ basado en la novela de Umberto Eco El Nombre de la Rosa, que ahora pretende abrir a los vecinos

Pocas novelas, incluso películas (para los que no se ha atrevido con el libro), pueden ser tan inmersivas, tan claustrofóbicas en ocasiones y transportadoras a otra época como El Nombre de la Rosa de Umberto Eco. En ella, el franciscano Guillermo de Baskerville debe descubrir la causa de las muertes de varios monjes en un convento. Una acción en la que tiene que poner en práctica todas sus trucos y conocimientos adquiridos en durante su vida para descifrar el misterio y, en último caso, salvar su vida.

No esta tan drástico lo puesto en marcha en el Instituto de Paredes de Nava en el que los alumnos también tienen que tirar de ingenio no para salvar su vida, sino para escapar en el menor tiempo posible de una habitación, un aula, ambientada como un monasterio medieval. Ellos son la unión de Guillermo de Baskerville y de su ayudante Adso de Merk. Los malos… pues los retos a los que se deben enfrentar.

Este instituto, gracias a la colaboración conjunta entre profesores, alumnos y padres, ha llevado a cabo un escape room o “juego de escape”. El proyecto, surgido a raíz de una tormenta de ideas entre varios profesores.

Varias fases.

Se organizó en seis fases distintas, donde docentes de todos los departamentos del instituto han colaborado para su construcción física e intelectual. El claustro decidió basar la actividad en el libro ‘El nombre de la rosa’ del escritor italiano Umberto Eco, debido a su carácter misterioso y su “enjundia intelectual”, explica Jesús Ángel Rodríguez, uno de los coordinadores del escape room.

Para ello, se transformó un aula en una sala medieval que evoca los monasterios del siglo XIV, época en la que se desarrolla la historia de esta obra y de la cual también existe una versión cinematográfica. Para ello se creó un scriptorium, se recrearon vidrieras y hasta se elaboraron gárgolas.

El objetivo era crear un ambiente enigmático y atractivo para el desarrollo de pruebas de lógica y estrategia donde grupos de entre 4 y 5 alumnos resolviesen el caso.

Elaboración a través del reciclaje.

Una vez proyectada la idea, se comenzó a trabajar en la creación de bocetos y desarrollo del escape room. La compra y obtención de materiales se realizó a través del reciclaje de algunos elementos y de la búsqueda de personas que tuviesen enseres relacionados con la materia. Asimismo, tanto profesores del centro como alumnos se implicaron en crear la decoración del escape room con murales, y otros elementos de atrezzo.

En este sentido, el departamento de plástica fue crucial para esta actividad de índole inmersivo.

El proyecto se ha llevado a cabo en tres meses, desde después de las vacaciones de Navidad hasta antes de las vacaciones de Semana Santa. Durante seis días, un 96% de los estudiantes participó en la actividad.

Todos los grupos inscritos podían utilizar pistas para resolver los diferentes rompecabezas, pero el tiempo en el que se solucionase y el número de comodines empleados sumaba o restaba puntos para ganar. Los mejores tiempos de cada curso (1º, 2º, 3º y 4º de la ESO) fueron los ganadores de la actividad, a quienes se les hizo entrega del premio: una camiseta que contenían el logo del escape room.

Salir de la rutina Covid y dinamizar el pueblo.

Esta iniciativa pretendía, en primer lugar, que los alumnos “saliesen de la rutina covid” y, en segundo lugar, dinamizar el pueblo donde se localiza el centro, Paredes de Nava: “La gente en los pueblos no encuentra actividades para personas jóvenes. Tener un escape room, una actividad por la que se suele pagar dinero, puede atraer a los curiosos a nuestra localidad. No acaba con la despoblación, pero al menos genera ilusión”, incide Rodríguez, con la idea de expandir este proyecto al resto de la comunidad y alrededores.

Porque la intención ahora es que los vecinos de Paredes puedan enfrentarse a los retos que se han creado para los alumnos. “Estamos en conversación con el Ayuntamiento para ver de qué manera se puede hacer. Hasta ahora, por los protocolos Covid no podía entrar nadie de fuera, pero ahora, ha cambiado las cosas. Sería abrirlo algunas tardes… algo temporal, con la posibilidad de que si en años posteriores hacemos algo similar, también se pueda abrir”, explica a Palencia en la Red Jesús Ángel Rodriguez.

De esta forma, se ha logrado involucrar a profesores y alumnos en un proyecto interdepartamental, lo que ha favorecido un clima de colaboración intelectual y artística.

Así, asignaturas como Música, Literatura o Matemáticas adelantaban algunos conocimientos a los alumnos para que estos los aplicasen después en la resolución del escape room. Esta dinámica, que ha obtenido como resultado un profesorado y alumnado motivado, no acaba aquí, sino que “es previsible que se realicen más en un futuro”, concluye Jesús Ángel Rodríguez.

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