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El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural presenta en Sahagún (León) la previsión de datos de la cosecha de cereal de invierno. P. García (ICAL)

La cosecha de cereal en Castilla y León cae a 3,24 millones de toneladas, la mitad de la media de los últimos años

Miriam Badiola / ICAL

La cosecha de cereal de invierno en Castilla y León cayó este año hasta los 3,24 millones de toneladas, la mitad de la media de los últimos años, situada en 6,7 millones, y un 37 por ciento menor que la cosecha del pasado año, cuando se obtuvieron 5,2 millones de toneladas. Esta situación llevó al consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Gerardo Dueñas, a calificar la cosecha de este año como “muy mala”, al ir acompañada de una caída del valor de un 54 por ciento, hasta situarse en 850 millones de euros.

Dueñas dio a conocer los datos hoy en la localidad leonesa de Calzada del Coto, donde recordó que los datos del año pasado tampoco fueron buenos, por lo que la de este año es “la segunda peor cosecha de todo el siglo”.

Del total, 1,64 millones de toneladas recolectadas serán de trigo, donde destaca Burgos como principal provincia productora, y 1,34 millones de toneladas serán de cebada, donde destacan Burgos y Valladolid. No obstante, todas las provincias de Castilla y León tienen una reducción mínima del 40 por ciento con respecto a la producción de los últimos cinco años, pero sobresalen los casos de Soria, con una merma del 66 por ciento, y Ávila, con un 71 por ciento.

De acuerdo con los datos aportados por el titular de área, teniendo en cuenta todo lo que se lleva de siglo, salvo el año 2017, cuando se cosecharon 2,7 millones de toneladas, “no ha habido ningún año tan malo como este” en el que a nivel nacional se produce una situación “similar”. Así, en toda España se estima una producción de 8,3 millones de toneladas, de la que el 40 por ciento será de Castilla y León.

Dueñas recordó que el año se inició con un otoño “más cálido y con una pluviometría por encima de la media”, lo que “favoreció un buen desarrollo vegetativo del cultivo”. Sin embargo, a partir del mes de febrero, comenzó a dejar de llover, provocando una “situación de escasez de lluvias” que se incrementó durante abril y mayo, cuando la lluvia “ya no pudo solucionar prácticamente nada del cereal de otoño, aunque arregló algo los cultivos de primavera”.

En cuanto a la superficie de la campaña, es de 1,64 millones de hectáreas, lo que supone un diez por ciento menos que la del año pasado y un doce por ciento menos que la de los últimos cinco años. Dentro de esta reducción, el consejero de Agricultura destacó que unas 111.000 hectáreas, sobre todo en las provincias de Salamanca y Zamora, se secaron en verde por la sequía y que los cambios normativos en la Política Agraria Común “hicieron que parte de la superficie de cereal haya ido a leguminosas o a girasol”.

Por cultivos, el principal sigue siendo el trigo, con 762.000 hectáreas, seguido por la cebada con 704.000. Respecto a los rendimientos, la media se sitúa en 1.980 kilos por hectárea, lo que es un 30 por ciento menos que el año pasado y un 45 por ciento inferior que el de los últimos cinco años. Sin embargo, “el trigo se comportó mejor que la cebada”, de manera que se quedó en los 1.150 kilos.

Repartido por provincias, Gerardo Dueñas puso de relieve que, en el caso del cultivo del trigo, destaca la provincia de León, con 3.005 kilos por hectárea de media, seguido por Palencia, con unos 2.554 y Burgos con 2.495, mientras que la peor provincia, “con mucho”, es Ávila, con 1.200 kilos. En este sentido, el consejero aprovechó para poner en valor “la importancia del regadío”, ya que el 36 por ciento de la superficie de trigo de la provincia leonesa es de regadío, lo que establece “la diferencia respecto a provincias de menor regadío”. Por su parte, la cebada destaca en Burgos, con 2.370 kilos por hectárea, mientras que Ávila sigue siendo la de menor rendimiento con 891 kilos.

El consejero de Agricultura también señaló que la valoración de la cosecha, estimada a precios de hoy, se situaría en unos 850 millones de euros, lo que supone un 54 por ciento menos del valor de la producción de año pasado en un año en el que “el sector ha tenido que sufrir los mayores costes de producción que se conocen históricamente”.

Bonificaciones

El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Gerardo Dueñas, aprovechó su visita a la provincia de León para destacar que en el día de ayer “se avanzó bastante” con las entidades financieras en el convenio que se firmará a lo largo del mes. En este sentido, el borrador de orden para sacar las ayudas de bonificación de intereses está previsto que se remita a las organizaciones la próxima semana y, una semana después, se entregará a Agroseguro la orden de apoyo directo al sector.

El objetivo, según señaló Dueñas, es que “a lo largo de este mes esté todo diseñado para que los préstamos se puedan pedir a lo largo de agosto y septiembre y la ayuda directa pueda llegar al sector a lo largo de mes de octubre”.

Unas ayudas, dotadas en 145 millones de euros, que las organizaciones agrarias consideran escasas, frente a lo que Dueñas defendió que “no hay ninguna administración autonómica a nivel nacional que se acerque al apoyo que Castilla y León va a tener con el sector”. “Si pudiéramos aportar más lo haríamos, pero la limitación presupuestaria no nos lo permite”, concluyó el consejero.

En este sentido, las organizaciones agrarias presentes en la visita de Gerardo Dueñas a la provincia de León, señalaron que los costes de producción se han situado en unos mil euros por hectárea, ante lo que exigieron al Gobierno de España y a la Junta de Castilla y León “ayudas claras y contundentes”, que “lleguen pronto”.

Para las organizaciones, las ayudas de Bruselas y España “son insuficientes y han discriminado a Castilla y León” respecto a la sequía. “Si la Comunidad tiene menos del 50 por ciento de la cosecha media, ¿cómo es que el Gobierno nos roba diciendo que tenemos una sequía media?”, se preguntaron. De igual manera, entendieron que el Gobierno autonómico “tiene que aumentar las ayudas” y “darle más vida” a unos préstamos que “van por buena línea” pero “tienen que tener más años de carencia”.

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