Román Polanco(I) y Julio Javier del Campo(D) responsables de paso procesional de la cofradía Penitencial Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Madre la Virgen de las Angustias - Brágimo ICAL
Román Polanco(I) y Julio Javier del Campo(D) responsables de paso procesional de la cofradía Penitencial Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Madre la Virgen de las Angustias - Brágimo ICAL

Los pasos cargados de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Madre la Virgen de la Amargura de Palencia salen a la calle tras la aportación de varias tandas que son dirigidas por varios responsables

David Herrero – ICAL

Las imágenes centran el mayor protagonismo y fe durante la Semana Santa de Palencia, aunque aquellos pasos que procesionan cargados a hombros como señal de esfuerzo, sacrificio y reflejo del calvario de Jesús y María hacen que la Pasión palentina cobre mayor sentido y belleza, más si cabe tras ostentar la declaración de Interés Turístico Internacional desde 2012.

Hermanos y tandas arriman el hombro, pero la figura del responsable de paso se convierte en una pata fundamental para que todo salga a la perfección y los vecinos y turistas puedan contemplar la procesión sin ningún contratiempo. Ahí es donde entran en juego Julio Javier del Campo y Ramón Polanco, hermanos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Madre la Virgen de la Amargura.

“Hace falta saber lo que te van a encomendar, porque eres el responsable de que todo vaya bien y se prima en la seguridad y confortabilidad de las personas que cargan, porque son los que sufren el peso, pero con cierto conocimiento para que el paso vaya equilibrado”, afirma a Ical Del Campo.

Con 46 años en la cofradía y otros 20 dirigiendo un paso, señala que le llegó de forma natural a través de su padre, dado que una Semana Santa no pudo procesionar por un problema de vértigos y su hijo le sustituyó en la tarea, responsabilidad que sigue desempeñando desde entonces.

Para ello, es necesario equilibrar las alturas en orden para garantizar que todos los hermanos puedan arrimar el hombro, además de asegurar que, en los tramos más difíciles del recorrido de la procesión, nadie sufra en los pies, porque Jesús Nazareno con el Cirineo y Nuestro Padre Jesús Nazareno, conocido de manera cariñosa como ‘El abuelo’, se cargan sin calzado, salvo Nuestra Madre la Virgen de la Amargura.

Este aspecto es un hándicap añadido que no facilita el proceso debido al mal estado en la calzada de algunas calles, que se une a saber acompañar a que los tiempos sean acordes a los ritmos de la procesión para evitar que los pasos a hombros generen un retraso al resto, puntualiza.

Relevo generacional

Destaca la subida de la plaza de León como un punto complicado en el retorno de la procesión de Los Pasos del Viernes Santo por la mañana, ya que se engloba todo el esfuerzo al encontrarse cerca del final y se tienen que hacer varias curvas para salvar la rotonda e isletas antes de entrar en la plaza de San Pablo.

Además, toda la calle Mayor presenta una ligera rampa que no es apreciable para el viandante, pero que los hermanos que cargan las imágenes sí que sufren, algo que hace mella y se acumula, al igual que la subida de la calle Don Sancho hacia el Palacio Provincial, que requiere mayor esfuerzo físico, lo que no quita que sea una parte bella y emocionante del recorrido.

Y es que, recargar a aquellas personas que han conformado parte de una tanda durante muchos años y que cada vez tienen más edad es una cuestión a tener en cuenta, de ahí que sea necesario que los jóvenes y aquellos hermanos que nunca han cargado prueben con esta experiencia y arrimen el hombro para lograr un relevo generacional.

Deja claro que cargar “no significa ir al matadero”, aunque reconoce que habrá momentos difíciles, pero que todo el mundo supera por el hecho de poder llevar a las imágenes titulares de la cofradía, más si cabe en dos procesiones nazarenas muy características y bonitas.

Guía y música

Por su parte, Ramón Polanco lleva 51 años como hermano, dado que comenzó a ser cofrade a los tres años, quien ejerce la función como responsable de paso procesional desde hace 15 años, que coincidió en una época en la que ejercía como hermano mayor, momento en el que se incorporó a la cofradía la imagen mariana, de la que es responsable cuando sale a la calle, aunque también ha desarrollado otras funciones y cargas de hermandad.

Aunque el verdadero trabajo lo hacen los hermanos y hermanas que cargan la imagen, “nosotros somos una pieza fundamental para que paso vaya bien, porque tenemos que guiarlo y empatizar con los cofrades y saber las condiciones del conjunto de la tanda en determinados momentos y tramos, porque la gente se cansa y hay que pensar en los hermanos que cargan”.

La música es “imprescindible”, porque los pasos a hombros siempre deben procesionar con ella, ya que “te llevan solo, más si cabe con determinadas marchas, al hacer al paso volar y eliminar el peso”. Un paso debería de estar en movimiento cuando hay música, subraya a la Agencia Ical.

Aunque hay personas que se muestran contrarias a la música, algo que Polanco no comparte, al asegurar que se trata de un elemento más de la plasticidad en la calle, el cual facilita a los hermanos su penitencia y ayuda en el esfuerzo que realizan.

“Tenemos un estilo muy claro a la hora de cargar con nuestras imágenes y jamás hemos bailado los pasos. Vamos al ritmo que marca la música y se puede meter un paso más intenso, pero el balanceo de los nazarenos es una maravilla”.

Deja claro a Ical que los bailes que llegan de ciertas zonas de España y se adhieren “no están hechos para nuestros pasos”, sino para aquellos con paleo y a costal, algo que con un paso en varales no queda bien. En el caso de que se anime algo, los responsables “nos ocupamos de mantener el paso, el ritmo y el balanceo”, asevera.

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