El presidente de la Junta de Castilla y León, y sobrino del poeta, Alfonso Fernández Mañueco (i); acompañado de la hija del poeta, Sarí Fernández Perandones (c); del presidente del Colegio de Farmaceúticos, José Luis Nájera (2i); de la vicepresidenta del Colegio, Teresa Kaiser (2i); y del presidente del Casino, Evaristo Urraca (d), entre otros, participa en la presentación del libro en memoria de José María Fernández Nieto. / Brágimo (ICAL)

El presidente de la Junta y sobrino del poeta palentino participó en la presentación del libro homenaje que le ha dedicado al poeta el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Palencia

César Combarros / ICAL

El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, participó hoy en el Casino de Palencia en la presentación del libro ‘Encuentros con José María Fernández Nieto’, publicado por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Palencia para rendir homenaje al Premio Castilla y León de las Letras 2011, con motivo del centenario de su nacimiento. Allí, Mañueco recalcó que el escritor, hermano de su padre y tío suyo, “tenía el poso de los clásicos” y afirmó que “su calidad humana era muy difícil de superar”.

Tras recordar el parentesco que les une (“yo soy sobrino de José María Fernández Nieto, mi padre y él se llevaban muy pocos años y tenían muchísima relación”, señaló), Mañueco agradeció “al Colegio de Farmacéuticos y a todas las instituciones que han hecho posible la celebración de este libro homenaje en recuerdo del centenario de su nacimiento, que tuvo lugar en diciembre de 2020 si bien la pandemia ha obligado a retrasar hasta ahora su presentación oficial”.

En declaraciones recogidas por Ical, Mañueco agradeció la semblanza que el volumen realiza de un hombre que “por todos sus poros destilaba cariño y amor, de un poeta en la plenitud de este término, y de un profesional de la farmacia”. “Mi tío se honraba de ser farmacéutico, como lo es su hija, como lo era mi abuelo y como lo han sido otros miembros de nuestra familia. Eso le daba una concepción del mundo y la vida que influyó en el ejercicio de su labor literaria”, afirmó antes de señalar que este libro “ayudará a hacer más imperecedera su figura”.

Para el presidente de la Junta, Fernández Nieto “dio voz a quienes querían escribir e impulsó vocaciones sin tener ninguna consideración respecto a sus creencias, ya que solo valoraba la calidad poética”. “Era un gran poeta que encontraba inspiración en cuanto le rodeaba en su vida cotidiana. Dentro de su alma y en relación con lo más trascendente, era un profundo creyente, y sus poemas eran perfectos, atinados, pulcros y sutiles, tan sencillos y profundos como el olor del pan recién hecho”, resumió.

Apegado a Palencia

Además, recalcó que en su obra literaria “le invadía un afán imparable por descubrir y experimentar”. “Era un hombre esforzado en su trabajo, comprometido con su fe, y apegado a Palencia, el territorio donde vivía”, añadió.

Además, instantes antes de la celebración del acto comentó a los medios que dentro del corazón de su tío “latía la idea del amor, un amor religioso, un amor también poético, humano y vital, que era lo que siempre movió su labor generosa, ayudando a los poetas que lo necesitaban”. “En estos momentos se me vienen a la cabeza muchos recuerdos con mi tío y con mi padre”, afirmó.

Asimismo, el presidente del Gobierno autonómico aprovechó su intervención para agradecer el “esfuerzo cotidiano y diario” realizado por los farmacéuticos cada día, “especialmente durante la pandemia”, y señaló que su labor en el sistema nacional de salud es “insustituible”: “Dais consejo, ayudáis en la prevención en enfermedades y promocionáis hábitos de vida saludables. Como presidente de la Junta, os digo que os consideramos agentes de salud de primer orden y que seguiremos potenciando la farmacia comunitaria”.

Colegio de Farmacéuticos

En el acto de presentación también participó el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Palencia, José Luis Nájera, que apuntó que “José María sabía sacar el máximo provecho de aquellas paredes de su farmacia en la calle Mayor, del botamen de sus estanterías, de los tubos de ensayo y probetas llenos de elixires y alcoholes, de los tarros con hojas de beleño o ácido tartárico y de aquel olor característico a regaliz y yerba buena tan presentes en las farmacias y, sobre todo, de esas conversaciones en su rebotica con su familia y amigos. Todo ello le servía de inspiración para expresar en sus poemas sus inquietudes, sus creencias, sus aficiones y su amor por su tierra”.

Para cerrar su intervención, Mañueco leyó algunos versos de ‘Futuro del amor’, un poema del homenajeado que, según señaló, tiene “un significado especial” para su familia: “Cuando me muera, cantad / por mí, alegres, que yo mismo / estaré cantando versos / hondos y definitivos. / Que cuando me muera, mi amor / no podrá morir conmigo, / que nunca podrá dejar / de ser amor lo que ha sido”.

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