Parque de Bomberos
Imagen del Parque de Bomberos de Palencia / Brágimo ICAL

‘La Abuela’ y ‘El Abuelo’, los camiones más antiguos del parque de bomberos de Palencia, suman 150 años entre los dos y aspiran a conseguir la categoría de vehículos históricos

Alba Míguez / ICAL

Se la conoce de manera cariñosa como ‘La Abuela’ y fue el primer camión adquirido por el Servicio de Extinción de Incendios de Palencia. El Ayuntamiento de la ciudad autorizó su compra el 30 de mayo de 1930 y costó 28.177 pesetas. Fue fabricado por ‘General Motors’ en Estados Unidos y matriculado el 30 de enero de 1936. Hubo que readaptar su carrocería para convertirlo en un camión de bomberos y empezó a prestar servicio apenas unos meses antes de que estallara la Guerra Civil española. “Este camión es historia viva de la ciudad. El mejor testigo de cómo todo cambia con el paso del tiempo”, explica Javier Villena, jefe del servicio de bomberos en Palencia.

Alcanzaba como máximo los 70 kilómetros por hora y viajó hasta el gran incendio que arrasó la ciudad de Santander el 16 de febrero de 1941. Fue uno de los peores incendios que se recuerdan. El casco histórico desapareció y el fuego redujo a escombros una tercera parte de la ciudad. Afectó a 200 edificios y arrasó el 95 por ciento del comercio. El incendio duró tres días y para ayudar a extinguirlo, llegaron refuerzos desde diez provincias de todo el país, entre ellas, Palencia desde donde partió una dotación de bomberos que tardó ocho horas en recorrer los 200 kilómetros que separan ambas ciudades.

“Iban sentados en la parte trasera a la intemperie, tapados con mantas para poder soportar las bajas temperaturas y pincharon hasta en dos ocasiones. Pensarlo te hace volver a las raíces, te hace ser consciente de lo duro que era entonces y de lo afortunados que somos ahora”, reconoce Abel Allende, sargento del cuerpo de bomberos de Palencia. “Sin embargo, no hay que olvidar que, en aquella época, este camión era una bomba tecnológica. Una auténtica revolución”, añade.

Estuvo en funcionamiento hasta 1960, año en el que fue sustituido por una autobomba mucho más moderna y fabricada por la casa Magirus en Alemania. “Es el clásico modelo que permanece en el imaginario colectivo cuando se habla de un camión de bomberos. De hecho, se ha comercializado como maqueta y para nosotros supone una enorme satisfacción el poder mantenerlo en perfecto estado de conservación, con capacidad de seguir circulando”, asegura Villena. Este vehículo Alfa-2 fue bautizado como ‘El Abuelo’ y así le conocen en el parque municipal.

Con un motor diésel y capacidad para ocho personas, alcanzaba los 80 kilómetros por hora. Durante su servicio se originó el aparatoso incendio de la torre de la Iglesia de San Miguel en la capital y, apenas dos meses después, en la Nochebuena de 1966, participó en las labores de extinción del gran fuego que arrasó el edificio de la Diputación en el que perdió la vida el entonces jefe del Servicio de Bomberos, Gaspar Arroyo. Ahora, y después de más de 60 años, ambos camiones siguen funcionando y recorren las calles de la ciudad en ocasiones especiales como, por ejemplo, en la Cabalgata de los Reyes Magos o cada 8 de marzo, coincidiendo con la festividad de San Juan de Dios, patrón de los bomberos.

Su objetivo es que esto siga siendo así y no se conviertan en “meras piezas de exposición”. Por eso, su intención ahora es que adquieran la categoría de vehículos históricos. De esta manera, no tendrían que someterse de manera anual a los exigentes requisitos de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). “Ambos cumplen con los requisitos exigidos por la administración para conseguirlo ya que tienen más de 30 años de antigüedad y conservan gran parte de las piezas originales”, explica Allende. Precisamente él ha sido el encargado de formar a las nuevas generaciones de bomberos para asegurar el buen mantenimiento de estos dos camiones nada fáciles de manejar.

Una de las nuevas conductoras es Isabel Villán y para ella supone “un privilegio pero también una gran responsabilidad”. “Tomamos el relevo entre tres compañeros y lo hacemos con el compromiso de ocuparnos de su cuidado, rodaje y mantenimiento. Nos tienen que durar muchos años y hay que tratarlos con mucho mimo”, reconoce. Y es que poco, o nada, tienen en común estos dos camiones con los últimos adquiridos por el servicio. “Los que utilizamos ahora son mucho mas rápidos y agresivos”, puntualiza Villán.

“En el área de las emergencias, como en casi todo, ha habido un desarrollo brutal y próximamente incorporaremos una nueva autoescala y una bomba urbana ligera que permitirán tener un parque móvil actualizado y de última generación. Esto facilita nuestro día a día, mejora nuestra seguridad y, por ende, también la de los ciudadanos”, explica el jefe del servicio municipal. Una decidida apuesta por la innovación que, sin embargo, no es incompatible con la de mantener viva la tradición a través de dos camiones históricos que no solo han sido testigos en primera persona de cómo ha cambiado el cuerpo de bomberos, sino también de cómo ha evolucionado la ciudad con el paso de los años. “Es el legado que nos han dejado. Ellos fueron el origen de todo, fueron nuestro pasado y serán también, parte de nuestro futuro”.

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