Castigados contra la pared de la estación de Palencia
La Policía Nacional, en una imagen de archivo, se hizo cargo de los niños hasta la llegada del autobús que los llevó hasta su destino en León. / Brágimo (ICAL)

El revisor de un tren apea a 22 escolares de un Alvia con destino a León “por las molestias” al resto de pasajeros y desata la indignación de sus padres

Cuando hace unos días, las noticias avanzaban que un Juzgado había dictado que Renfe debía ser resarcida económicamente por un grupo de personas que, en medio de una despedida de soltero, fueron por su comportamiento expulsados de un tren que acabó retrasado (obligando a Renfe a indemnizar al resto de pasajeros) muchos pensaron, Bien hecho. Merecido lo tienen.

Pero ahora, menos de una semana después de aquello, se ha dado una situación similar en Palencia. No eran jóvenes en despedida. Era un grupo de escolares barceloneses.  No habían tomado la cafetería del Alvia, pero sí debían de estar molestando al resto de viajeros. Así que ocho horas después de salir de Sants, este lunes, el revisor ordenó al grupo, de 22 niños de entre 10 y 11 años y a sus profesores, que debido a su comportamiento debían apearse en Palencia.

Como en la canción República de Sanjes, de Celtas Cortos ; (Pero todos los controles los dirige el capitán/ y es su autobús su tesoro y el domina mi destino…) el revisor hizo uso de la potestad, así lo ha definido Renfe, para evacuar al grupo que viajaba repartido en dos de los 11 coches con los que circula el Shaghai que une Barcelona con Galicia pasando por Palencia y León, destino de la excursión escolar.

El revisor no tienen consideración de autoridad pública, con las connotaciones penales que tiene esto en determinados casos, especialmente en casos de agresión (el TC retiró un artículo de la Ley Ferroviaria Catalana que pretendía darles el carácter de autoridad pública). Por ello, el Ministerio de Transportes, tras la afección este verano de un tren por el fuego en Bejís, adelantó que modificará lo que tenga que cambiar para que puedan tener la atribución de autoridad. Pero eso será para el futuro. Y aunque no tienen esa autoridad, los revisores son los responsables de la seguridad de los trenes y de ocuparse de los pasajeros. De todos los viajeros que están a su cargo.

Según el comunicado de Renfe, el interventor bajó al grupo en la estación de Palencia ante las “quejas de los viajeros” a lo largo del trayecto por el “ruido y el comportamiento” de los niños.

Policía Nacional

Allí los esperaba la Policía Nacional, que se había movilizado previamente tras el aviso desde el interior del convoy.

Tal y como recogió la Agencia Ical, durante su permanencia en la estación de Palencia, el grupo estuvo acompañado en todo momento por personal de Renfe, por agentes de la Policía Nacional y por el propio subdelegado del Gobierno en Palencia, Ángel Miguel, quien fue avisado de la situación y se desplazó al lugar.

“Me encontré a los niños jugando tranquilamente en el parque cercano a la estación”, señaló Miguel a la Agencia Ical. Acto seguido, se puso en contacto con la Delegación de Gobierno y, posteriormente, con el responsable autonómico de Renfe, que solucionó todo rápidamente y mandaron un autobús para que los niños continuaran el viaje hasta León, añadió.

La empresa ferroviaria se movilizó para habilitar desde Palencia un autocar exclusivo para todos ellos, para finalizar desde Palencia su desplazamiento a León de la mejor manera posible. Señalaron desde Renfe que se trata de la primera vez que ocurre algo así y que se trata de una medida “absolutamente excepcional”, por lo que se ha abierto una investigación interna.

Reiterados avisos

En todo caso, en el sistema interno de comunicación se dejó constancia de que “Se bajan a 22 niños y dos monitores en Palencia por causar molestias e incomodar al resto de viajeros que se quejan reiteradamente e su actitud. Se habla con los monitorios para que reconduzcan su incívico comportamiento haciendo caso omiso de las reiteradas advertencias y avisos. Viajan en el coche 5 y 6 de Barna (Barcelona) a León. Asimismo, viajan sin la preceptiva mascarilla”

En un comunicado Renfe también indica que los responsables de los chavales no hicieron caso de las advertencias “reiteradas” del interventor y se les acusa de inacción de estos lo que provocó que en Miranda de Ebro (Burgos) dos de los niños se bajaran del Alvia «sin ningún control ni supervisión y estuvieran a punto de quedarse en la estación».

Indignación de los padres

Sin embargo, como publica Noticias 324, tanto los profesores como los padres de los alumnos se quejan de la medida tomada: la de bajar a los alumnos. Por un lado, por el hecho de apearlos de un tren. Por otro, por hacerlo según los profesores, habiendo recibido solo un aviso por parte del revisor y además de por ser recibidos por los agentes de la Policía Nacional a su llegada a la estación de Palencia, según sus declaraciones a este medio diciéndoles “o bajáis vosotros o os bajamos nosotros”.

En este sentido, los padres han considerado incluso denunciar a la operadora ferroviaria. Desde sus centros se preguntan, siempre según 324 Noticas, los chavales han sido víctimas de una injusticia o si además sería necesario también concienciar a los chavales de cómo hacer uso de los medios de transporte públicos.

En esa guerra de denuncias, cabe recordar que la Operadora también podría denunciar al grupo por el gasto extra que le ha supuesto fletar el autobús o por las posibles indemnizaciones por los posibles retrasos derivados. En todo caso Renfe ha manifestado que prefiere esperar y hablar con las familias.

Aunque quizá cabría preguntarse si el tren, con un viaje de 8 horas, era la mejor opción para un grupo de 22 niños y dos adultos o si para los demás viajeros del Alvia, habiendo aguantado siete horas las molestias, ¿cuánto más podría suponer una hora más de esos ruidos infantiles y no dejar ‘aparcados’ a un grupo de niños de 10 años a una hora de llegar a su destino?

En cualquier caso, ya sea con el protocolo revisado, con la investigación iniciada o con la pedagogía sobre como usar los medios de transporte, sería de destacar que en el viaje de vuelta, si lo hacen de nuevo en tren, el grupo no acabe castigado por el revisor por su comportamiento, de cara a la pared de la estación de Palencia hasta la llegada de su medio de transporte alternativo.

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