La Maravillosa Orquesta Del Alcohol (La M.O.D.A.) actúa en el Parque del Salón de Palencia el sábado 26 de agosto, presentando su ‘Nuevo Cancionero Burgalés’

La Maravillosa Orquesta del Alcohol (M.O.D.A.) regresará a Palencia el próximo 26 de agosto. Una capital vecina a su Burgos natal donde han tocado en ocasiones anteriores, pero que en esta ocasión les recibirá con los honores de haberse convertido en una banda con prestigio internacional, capaz de llenar los auditorios y estadios más grandes del país.

Pero, sobre todo, con el cariño y reconocimiento de quienes están llevando el nombre y la identidad castellano y leonesa a lo más alto de la escena musical, especialmente desde el lanzamiento de su último trabajo discográfico, Nuevo Cancionero Burgalés, que incluye textos de antiguas canciones recopiladas por los cancioneros de Antonio José y Federico Olmeda. Entrevistamos a su vocalista, David Ruiz Miguélez.

Burgos ha estado siempre presente en vuestras letras y vuestra identidad. Pero en vuestro último disco bebéis de fuentes tradicionales, que mezcláis sin tapujos con vuestro rock. Y aclaráis que no pretendéis «ni reinventar ni renovar el folklore burgalés, ni colgarnos medallas que no nos pertenecen», sino conectar los sentimientos de las personas más allá del paso del tiempo. ¿Por qué era importante este matiz?

Porque hay muchas personas que han dedicado mucho esfuerzo y tiempo en estudiar, documentar y transmitir el folklore de nuestra tierra y es gracias a su trabajo que hoy otros podamos descubrir nuestra tradición, entonces por respeto y humildad queríamos aclararlo, también como homenaje a ese trabajo, porque sin esas personas muchas de nuestras raíces se habrían perdido para siempre.

Dice Héctor Castrillejo, de El Naán, que por fin la música actual está quitándose de encima el sesgo ridiculizante asociado al mundo rural desde el Franquismo y abriéndose a la riqueza y diversidad de las distintas culturas de la península, con una música olvidada, que fue tremendamente rica. ¿Estáis de acuerdo?

Sí, totalmente. Y es una noticia buenísima.

¿Y cómo lo está viviendo el público? Desde la salida de vuestro último disco, Nuevo Cancionero Burgalés, y especialmente en esta gira tan intensa en la que estáis inmersos. ¿Ese mensaje universal, y a través del tiempo, le llega a la gente?

Nosotros quisimos hacer el disco porque, cuando descubrimos los cancioneros de Antonio José y Federico Olmeda, fue muy impactante y nos salió, pero sí que pensábamos que iba a costar que gente de otros sitios se interesara por ello.

Nos equivocábamos y estamos alucinando con la respuesta que nos llega del público de todo el país. Es muy emocionante comprobar eso que dices, que la música y la cultura rompen las barreras del tiempo y las fronteras.

« Empezamos a hacer conciertos en nuestra provincia para dar visibilidad al mundo rural y reclamar que la cultura es un derecho de todo el mundo»

La M.O.D.A. bebe del rock anglosajón, influenciada por esa vivencia tuya: volver a Burgos tras un tiempo en Dublín. En el contexto de despoblación en que vivimos por aquí, ¿es un privilegio querer volver, y poder, y crear un proyecto tan grande desde tu tierra? Decís que vais de lo local a lo universal, pero también hacéis el viaje contrario.

El grupo lo formamos siete personas y la suma de la experiencia vital de cada uno da como resultado lo que hacemos. En nuestro caso, vemos el camino que hemos recorrido como un viaje desde lo lejano a casa.

Empezamos fijándonos mucho más en la música de Irlanda, lo británico y lo americano. Incluso cantábamos en inglés, pero pronto nos dimos cuenta de que teníamos la necesidad de hablar más de nuestra realidad.

Y sí, creemos que es un privilegio poder volver a casa y conseguir crear un proyecto desde ahí. Muchas personas tienen que irse a buscar trabajo o estudiar fuera y muchas veces no pueden volver a su tierra, a pesar de que es lo que más les gustaría.

Y hablando de privilegios y libertad de elección, habéis conseguido llegar a lo más alto sin contratar con una gran discográfica ni admitir “etiquetas” que condicionaran vuestro trabajo. ¡¿Cómo?!

Tampoco creemos que hayamos llegado a lo más alto, mantenemos la ilusión y las ideas del primer día, vamos disfrutando de todas las experiencias que estamos viviendo y nos sentimos como si nos hubiese tocado la lotería cada día.

Intentamos hacer las cosas a nuestra manera, sin creernos más o menos que nadie, y estamos cómodos sin discográfica, sin depender de otra gente, que ya bastantes aros nos tocan pasar.

Y creemos que si hemos conseguido salir a tocar y que nos escuche mucha más gente de lo que esperábamos, ha sido gracias al cariño del público, al boca a boca y a tocar mucho y ponerle corazón a lo que hacemos.

“Jóvenes emigrando del pasado. Sístole, diástole, diáspora, fin”. Al igual que los burgaleses, a cualquier palentino se nos pone la carne de gallina con Campo Amarillo. Si las fórmulas contra el abandono del mundo rural no funcionan, ¿puede la música, al menos, alzar la voz?

Tal y como lo vemos, la música puede hacer lo que quiera, siempre que las cosas tengan honestidad, sinceridad y verdad. Cada uno le canta a lo que le sale de dentro, muchas veces es más una necesidad que una decisión.

En nuestro caso, nos salió, ¡pero no creemos que deba haber normas u obligaciones sobre qué cantar! Que cada persona se exprese como considere, es lo que pensamos.

Uno de los hitos en esta gira ha sido ofrecer conciertos en pueblos pequeños, privilegiando al público del mundo rural, que no tiene tan sencillo veros en la Riviera o el WiZink, por ejemplo. ¿Por qué era importante este gesto?

Empezamos con la idea de hacer algunos conciertos en nuestra provincia en 2019, para dar visibilidad al mundo rural y reclamar que la cultura es un derecho de todo el mundo, viva en una gran ciudad o en un pueblo pequeño. Y también para intentar devolver a nuestros paisanos todo el cariño que nos dan, de la forma que mejor sabemos.

« Si hemos conseguido salir a tocar y que nos escuche mucha gente ha sido gracias al cariño del público, tocar mucho y ponerle corazón a lo que hacemos»

Ese año 2019 estuvimos en Frías, Villadiego, Condado de Valdivielso y Hontoria del Pinar. Después del covid pudimos retomar la idea y el año pasado estuvimos en Pampliega, Poza de la Sal y Covarrubias. Y este año hemos podido repetir, tocando en Quintanilla del Coco y Sedano.

Podemos decir que han sido los conciertos más emotivos y especiales que hemos hecho nunca.

Terminaréis la gira precisamente en el WiZink en noviembre. ¿Descansaréis después, tras dos años en la carretera? ¿O ya estáis pensando en un próximo disco?

Descansaremos y dejaremos que el público descanse de nosotros (risas). No queremos pasarnos de pesaos, hemos tocado un montón desde el principio y no queremos ser unos chapas. Aunque si te pones a pensar en todo lo que nos ha costado llegar al público, hacer giras, discos, etc. un poco de miedo a perder eso que es tu sueño desde niño sí que da, pero creemos que es necesario parar y desparecer una temporada de los escenarios. Ojalá cuando volvamos no se hayan olvidado de nosotros.

En el Parque del Salón de Palencia veremos un directo fantástico (como los que hemos vivido en vuestros anteriores conciertos por aquí) y un gran ambiente. Pero también veremos a un grupo internacional que, sin pretenderlo, se está convirtiendo en embajador de nuestro territorio y nuestra cultura. ¿Cómo lo vivís?

Vivimos cada concierto como algo único, como una suerte enorme. Al final uno siempre se acuerda de esos primeros años, de tocar para 12 personas, de lo que ha costado llegar hasta aquí y de lo afortunados que somos por poder tocar en semejantes escenarios y días tan señalados.

Intentamos llevar nuestra tierra con orgullo y humildad allá por donde vamos, como hacen todas las artistas y bandas de aquí.

Mañana voy a Burgos, ven tú si quieres, exhorta vuestra canción. ¿Pasado mañana a Palencia, os va bien?

¡Síiiii! Tenemos muchísimas ganas de que llegue ese 26 de agosto y disfrutarlo a saco.

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