Rubén Diaz Fotografía

Las gradas palentinas disfrutan con la remontada del Zunder ante el todopoderoso Real Madrid en un partido señalado en rojo desde el principio de la temporada

Era para muchos el día esperado. Algunos ya habían visto jugar al Real Madrid en este mismo escenario. Eso sí, hace décadas. En el fantástico Trofeo de San Antolín al que venían los mejores equipos y jugadores de Europa. Pero aquello era solo un ‘alquiler’.

Hoy el Real Madrid jugaba en el pabellón palentino por derecho propio de Palencia. Por el trabajo, no de este año, sino de los precedentes, especialmente del pasado. Por la labor realizada desde el club, por el seguimiento partido a partido de una afición que hizo ampliar el pabellón de Palencia y que poco a poco lo ha ido llenando hasta un completo absoluto conseguido hoy. Un sold out que dicen los modernos.

Taquilla con el cartel de todo vendido. / Óscar Herrero

Era, al margen de la competición, el premio para un club, una afición y una ciudad volcada con el baloncesto de unos años para esta parte. El campeón de la Euroliga a orillas del Carrión.

Muchos fueron los que ayer fueron a ver cómo el Real Madrid llegaba a Palencia en tren. Muchos los que le recibieron, como estrellas, ha dicho Chus Mateo, a su llegada al Municipal.

Pero del asombro de ver a los más grandes, a considerarlos el enemigo a batir, bastaron unos minutos. Lo que se tardó en lanzar el balón al aire en busca de la machada de mojarle la oreja a todo un Real Madrid. La segunda de la jornada, después de lanzarse la grada a cantar el himno a Palencia a capella. Un par de ensayos más, algún pasquín con la letra, y podríamos obviar la música artificial.

Tan especial era la jornada en las gradas que los aficionados, palentinos, pero también varios centenares de madrileños, se encontraron unos aplaudidores de la ACB, y también de banderas con los colores morados.

Todo para ver sufrir a los locales ante el todopoderoso Real Madrid que en ocasiones mareó a los locales. Pero el equipo, como su afición, no cejó en el empeño. Animó y animó fuerte y duro, protestó (sin mucho éxito) las decisiones controvertidas de los árbitros para llegar a un ilusionante final: Tener a tres al Madrid al final del último cuarto.

Porque, no lo vamos a negar, nadie pensaba en un final de partido tan ajustado. Ni al principio del mismo ni cuando los blancos se fueron de 20 puntos. “Es que son muy buenos”, se oía ahí y allá durante el descanso.

Al final, derrota, pero con la cabeza alta. Tanto de los jugadores como de los aficionados que atestaron las gradas del municipal. Chus Mateo lo dejó claro. “Esta afición que tenéis me parece soberbia”.

El Zunder Palencia le mete miedo al Real Madrid

Por momentos como éste, por partidos como éste, el del Barcelona y el que venga contra el Baskonia y las victorias cosechadas merece la pena el esfuerzo de animar, de pagar, de luchar por estar en la ACB. Y la afición lo sabe.

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