cerdos macrogranja Prádanos

Hacemos un repaso por las posturas que en los últimos años han manifestado partidos y organizaciones agrarias de la provincia sobre estas explotaciones ganaderas cuyo número llega en Palencia a la veintena

Óscar Herrero

Fue como una premonición. Centenares de gorrinos tomaron e inundaron en diciembre las calles y las plazas de Herrera de Pisuerga. Casi no quedaba ni un espacio público, de conversación, que no hubiera sido tomado por unos gochos de peluche.

Un anticipo de lo que ha ocurrido en los últimos días en la sociedad con las granjas, las grandes y las pequeñas, de chones, de vacas, de cabras, de pollos… Todo cebado por una tormenta perfecta. Las palabras fácilmente descontextualizables de Alberto Garzón, un ministro, el primero de Izquierda Unida, que ha estado y se ha expuesto al ojo del huracán desde que asumió la cartera; un período electoral en una comunidad eminentemente rural, agrícola, ganadera y despoblada como Castilla y León, una sociedad que se queda con los titulares y un “espérate a ver qué digo para no perjudicarme”.

El debate de los últimos días ha girado en torno a la contaminación que generan las macrogranjas y la calidad de la carne que se produce en ellas en comparación con otro tipo de ganaderías. ¿Pero qué es una macrogranja?

En el reciente debate en Castilla La Mancha sobre la moratoria a las autorizaciones de macrogranjas, se habla de aquellas que necesiten una Autorización Ambiental Integral. Llevado eso a la normativa de Castilla y León, son aquellas granjas que tienen “más de 40.000 plazas si se trata de gallinas ponedoras o del número equivalente en excreta de nitrógeno para otras orientaciones productivas de aves de corral; más de 2.000 plazas para cerdos de cebo de más de 30 kg  o más de 750 plazas para cerdas reproductoras”.

Una veintena de explotaciones en Palencia.

Con esas premisas, en Palencia habría una veintena de explotaciones con este tipo de autorizaciones para operar: cinco de ellas con más de 750  plazas para cerdas reproductoras repartidas entre los entornos de Guardo y el Cerrato; alrededor de una decena de granjas de engorde con más de 2.000 plazas de cerdos (dos de ellas con más de 7.200 plazas autorizadas, cerca de lo que para algunos es una macrogranja) y otras seis de carácter avícola.

Eso sí, solo en la comarca de Herrera de Pisuerga hay planteadas hasta 14 explotaciones de este tipo con casi 100.000 unidades de cerdos. Esto ha provocado la oposición de algunos sectores. Tanto que en muchos pueblos se pueden ver carteles de protesta como “Se Vende. No me voy, me echan” con un símbolo en contra de las macrogranjas porcinas o “Repoblar el medio rural con personas, no con cerdos”.

Pero también hay quien las defiende y ve más ventajas que inconvenientes, siempre cumpliendo las normativas vigentes.

En la lucha y la visión política hay de todo.

Como en los pueblos, en la política también hay división de opiniones al respecto. Y estas opiniones dependen también en ocasiones del momento en el que se caten las respuestas.

Avanzando por la representación en la provincia, el PP en las últimas fechas ha cargado contra las palabras de Garzón entendiéndolas como un ataque a la agricultura. Su portavoz en materia de Agricultura, la palentina Milagros Marcos ha llegado a afirmar que las macrogranjas no existen ya que no hay ninguna de más de 10.000 ejemplares.

Y, sin embargo, el PP provincial como el resto de partidos con representación en la Diputación de Palencia (PP, PSOE, Cs y Unidas Podemos) se manifestó hace unos meses en contra de las macrogranjas en una moción conjunta, consensuada y aprobada por unanimidad. La propia Diputación, en manos de los populares y presidida por la presidenta del PP palentino, Ángeles Armisén, muestra en su web este titular: Respaldo unánime a la postura de los municipios contraria a la instalación de macrogranjas El pleno de la Diputación de Palencia respalda por unanimidad de los cuatro grupos políticos la moción contraria a la instalación de las granjas porcinas intensivas

Bien es cierto que Milagros Marcos, que también fue consejera de Agricultura de Castilla y León, siempre se mostró cauta a la hora de llamar macrogranjas a las grandes explotaciones ganaderas. Pero también es cierto que a la hora de solicitar dinero de la PAC apuntó en 2017 que si las pequeñas contaminan menos, deberán ser compensadas por ese mayor cuidado del medio ambiente.

En 2017.

Concretamente afirmó: “Debemos también de apostar por dar un valor añadido a aquellos tipos de cultivos, de producción, que son más respetuosos con el medio ambiente. En Castilla y León es verdad que la mayor parte de la producción se hace en extensivo e impacta menos en el medio ambiente. Pero también es menos productivo y, por tanto, ese diferencial para compensar el menor impacto o el mayor beneficio para el medio ambiente del tipo de explotaciones de Castilla y León frente a otras que pueden ser más intensivas y por tanto impactar más, se debe compensar desde el punto de vista de la producción”.

Por tanto, reconoce un mayor impacto ambiental de esas explotaciones, aunque no las demoniza.

De hecho, durante su etapa como consejera ya dejó claro que “si una explotación cumple todos los requerimientos, partiendo de que hay un decreto estatal que no permite que haya macro-explotaciones, desde luego nosotros lo apoyaremos”. “Tienen que cumplir los requisitos exigentes, que no los tiene ninguna otra actividad económica de ningún sector” En cuanto a la calidad, recientemente aseguró Marcos que no debe fijarse el tamaño de una explotación para valorar la calidad de su carne. 

En lo que respecta al portavoz del Ejecutivo regional, el también palentino Carlos Fernández Carriedo, no se ha posicionado más allá de criticar la oportunidad y el contenido de las palabras de Garzón, llegando a entender alguna cuestión que el ministro no dijo como que  “pide a los consumidores de fuera que dejen de consumir carne de España porque es una carne de muy baja calidad y basada en el maltrato”

También se manifestaba así el diputado nacional del Partido Popular Miguel Ángel Paniagua en una entrevista con Palencia en la Red / Radio Guardo, en la que le preguntábamos por los proyectos de instalación de macrogranjas en la zona norte: “Apuesto por la sostenibilidad. Yo prefiero que haya industrias que no vengan a nuestra provincia si van a atentar contra la sostenibilidad de nuestro territorio. No quiero que se deteriore nuestro patrimonio natural, histórico, nuestros pueblos, nuestra forma de vida. No quiero que eso lo perdamos: quiero que haya empresas, negocios y sectores que pueden estar en nuestras provincias y que no deterioren todos esos valores de la provincia de Palencia”.

El PSOE.

Al PSOE de Castilla y León esta situación le ha pillado entre dos aguas. Por un lado, en el hecho de que las palabras de un socio de su gobierno en Moncloa puedan tomarse como un ataque al medio rural en un momento en el que el medio rural definirá quién gobierna en Castilla y León y por el otro las críticas del PP. Así que le ha tocado estar en misa y repicando.

Así, aunque hace unos meses su líder Luis Tudanca solicitaba en Herrera de Pisuerga que la Junta tramitase la solicitud de instalación de 14 granjas porcinas en el Boedo y la Ojeda como un solo proyecto, hace unos días decía que Garzón “se ha equivocado” al afirmar que se maltrata a los animales en las macrogranjas de España, pero justificó en parte sus declaraciones al cargar contra algunas macrogranjas.

Un nadar y guardar la ropa de manual, para después, unos días más tarde defender que la propuesta de su “partido y modelo es el social agrario de pequeñas y medianas explotaciones”.

El cabeza de la lista del PSOE de Palencia en Las Cortes Jesús Guerrero sí se ha manifestado en sede parlamentaria sobre este aspecto, criticando especialmente la implicación de algunos cargos del PP en la promoción de algunos de estos proyectos. Y si bien censuraba los proyectos, la critica más desaforada no eran a esta sino a la parte política del asunto.

Ciudadanos.

Ciudadanos, desde el altavoz de su candidato a la Junta, Francisco Igea se ha querido quedar fuera del charco, y se ha limitado a decir que Garzón “es un ministro no puede actuar como un comentarista”. Igea reconoce el debate pero “pero en lo que respecta a mi Comunidad se hace desde el desconocimiento. Nuestras explotaciones ganaderas tienen un elevado grado de desarrollo en cuanto a depuración de residuos por lo que el debate debe hacerse en términos de seriedad”.

También rechazó que “las macrogranjas sean perjudiciales para el medio rural, porque las “evidencias” están en los papeles y en la legislación que se hace sobre ellas”. Recordó también que hay una normativa fijada por el Estado y que, si hay algo que se hace mal, el Ministerio tendría que legislar.

Unidas Podemos.

Unidas Podemos, especialmente la facción de Izquierda Unida por su antigüedad e implantación en el territorio ha estado siempre en contra de la creación de las macrogranjas, participando en buena parte de las plataformas que se han creado en la provincia desde que estalló el boom.

Ya en 2020 la formación en Palencia presentó alegaciones en la Junta de Castilla y León por la la creación de macrogranjas en Palencia e incluso, por medio de su eurodiputada, llevaron el tema a Bruselas. El verano pasado volvieron a oponerse la instalación de estas producciones: “Izquierda Unida Palencia se mantienen firme en su oposición a las macro granjas porcinas que pretenden instalarse en la provincia, sumando fuerzas a las organizaciones ecologistas y que reclaman frenar la desmesurada expansión de este modelo productivo, que está destruyendo el modelo tradicional de granjas familiares”. Además, alertaban sobre las “terribles consecuencias que supone, por ejemplo, la contaminación por nitratos en el agua potable de los municipios afectados, mientras organismos como la Confederación Hidrográfica del Duero alerta ya del irreversible deterioro de los acuíferos”.

Vox.

Por su parte Vox, hasta la fecha apenas se había manifestado a favor o en contra de las macrogranjas más allá de las mociones presentadas en el Ayuntamiento de Palencia en el año 2020. En palabras de su portavoz y máxima responsable en la provincia, Sonia Lalanda. “Si nos trae como hoy (Ganemos), pues una moción en contra de la ubicación descontrolada de macrogranjas de cerdos o de lo que sea, pues estamos en contra, pero estamos a favor de una explotación ganadera, de acuerdo con las normas medioambientales (… ) Estamos a favor de que haga una explotación de los recursos naturales que permita a la humanidad vivir y compatibilizar el equilibrio ecológico con la vida.”

Vox se abstuvo en la votación de la moción de Ganemos en contra de las macrogranjas. Pero apoyó otra conjunta con Cs, PP, PSOE y Vox en la que se pedía que la Junta tramitara los 14 proyectos de la Ojeda como uno solo. “Lo que no vamos a hacer es quedar como el partido que es el que está a favor de las macrogranjas. Estamos a favor de que las cosas se hagan bien, porque estamos a favor de la actividad económica en la provincia, porque queremos seguir viviendo aquí”, dijo Lalanda en aquel pleno de agosto de 2020.

Y si hay un partido que ha manifestado desde un principio su oposición a proyectos como los de las macrogranjas o las granjas intensivas ese es Palencia España Vaciada. De hecho es que su nacimiento está avalado por una plataforma, Meseta Limpia, que entabló una lucha contra este tipo de instalaciones.

Organizaciones Agrarias

Asaja Palencia se ha mantenido siempre del lado del establecimiento de granjas en la provincia. Hace unos meses, su presidente, Honorato Meneses, en la web institucional de la organización afirmaba que: “No debemos perder oportunidades de negocio, sino buscar la forma de aprovecharlas haciendo las cosas bien”. Meneses criticaba a quienes hacían uso de la palabra macrogranja con fines peyorativos y opinaba que “Las granjas porcinas tienen derecho a implantarse en nuestro territorio dentro de las dimensiones permitidas por ley”.

Meneses se mostraba entonces convencido de que toda actividad debe tomar medidas correctoras de forma que tenga el menor impacto posible, “algo que exige la administración a cualquier instalación ganadera, pero el nivel de bienestar animal exigido es tal que se puede afirmar que es una suerte para los animales ser criados en España”. En todo caso, matizaba que “en ASAJA creemos en el modelo de explotación familiar y defendemos el derecho de los habitantes de los pueblos a decidir sobre su futuro”.

Desde COAG han sido beligerantes con las declaraciones del ministro, pero lo cierto es que durante los últimos años, al menos en Castilla y León, a través de su página web se han ido alegrando de cada traspiés que ha dado algunos mega proyectos en Castilla y León, como el de Noviercas en Soria.

UPA.

También se manifestó en Palencia hace unos días UPA, donde su secretario provincial Blas Donis manifestó que ellos se manifestaban para reivindicar “la dignidad del sector agrario y ganadero del país” quienes han sido atacados “con una realidad que no existe”. “Tenemos la mejor producción de carne sostenible, los ganaderos cuidan muy bien a los animales y no se vende ni carne de segunda ni de mala calidad”, afirmó.

Esta puesta en escena en contra del ministro de Consumo también se llevó de forma momentánea a nivel nacional, donde UPA criticó sus palabras y pidió su dimisión

Sin embargo, días después rebajaron la intensidad y solicitaron que no metiera en el mismo saco a todos los ganaderos, los pequeños y los grandes.

De hecho, es el mismo discurso que la formación planteó hace unos meses. En abril del pasado año, su líder Román Santalla, manifestó: “No necesitamos macrogranjas en España, cuyo único objetivo es sacar del mercado a cientos o miles de explotaciones pequeñas y medianas”.

Ahora solo falta saber si los cerdos, las vacas, las gallinas y demás animales de granja seguirán en el candelero dentro de unas semanas o si solo estarán en el menú de la actualidad mientras dure el impacto electoral. De momento, sí se puede decir que no se había hablado nunca tanto de estos proyectos.

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