Luis Metodio Sánchez, jefe de sala de La Traserilla, acaba de ser galardonado con el título de Mejor Sumiller de Palencia en el Campeonato de Castilla y León. Un reconocimiento que le supone una motivación para seguir formándome

Ha sido galardonado con el título a Mejor Sumiller de Palencia en el Campeonato de Castilla y León y Luis Metodio Sánchez, jefe de sala en Restaurante La Traserilla, siente que ha sido un espaldarazo a su trabajo y una gran motivación para seguir formándose en el mundo de la cultura vinícola. Lo que para otros podría ser una competición entre participantes, para él este certamen ha supuesto una competición contra él mismo ya que este tipo de eventos le motivan a seguir catando y aprendiendo.

Luis Metodio ya tiene la mente puesta en el siguiente Campeonato que será en el Salón Gourmet de Madrid, a finales de este mes de abril. No aspira a acumular premios, sino conocimientos y experiencias. «Se crea un ambiente muy bonito: compartes vivencias y vino con los compañeros y conoces gente».

Luis Metodio forma parte de una familia de hosteleros, por lo que el oficio de sumiller le viene de tradición aunque en realidad es una vocación. «He participado en muchos cursos organizados por la Diputación, que aprovecho para agradecer que siempre esté ahí para nosotros con formaciones y con apoyo». Pero también se ha formado en lugares como Valladolid, donde realizó las prácticas en el restaurante Ambivium de Pago de Carraovejas, el ‘estrella Michelín’ de Peñafiel donde pudo probar y trabajar con algunos de los vinos más exclusivos del mundo.

NUEVOS SABORES. «Si viajo, intento probar el vino que se hace en cada lugar. Y aquí recomiendo lo mismo», apunta, por lo que entre sus referencias no faltan los caldos de las DO Cigales o Arlanza, ni tampoco los de denominaciones cercanas como Ribera de Duero o Rueda. Sin cuestionar para nada la hegemonía del tinto, apuesta por los blancos –«han evolucionado muchísimo, hacia crianzas largas en madera»- y por las variedades singulares. «Me gustan los vinos raros: uno de mis favoritos es el fondillón de Alicante, naturalmente dulce porque todo el azúcar que lleva viene directamente de la uva y no lleva alcohol añadido. Es un cien por cien monastrel legendario».

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