Equipo de Aguilar con el galardón de subcampeones del Grand Prix del Verano.

El galardón no se decidió hasta la última palabra de El Diccionario, prueba que rompió el sueño de los aguilarenses

Como en las novelas juveniles, el amor del verano se rompió al llegar septiembre. Ese amor, idilio se podría decir, que ha mantenido durante este estío la localidad de Aguilar de Campoo con un viejo conocido de todos (o casi todos). Ese veraneante al que hacía años que no veíamos pero que ha vuelto tan seductor como cuando éramos chiguitos. El Grand Prix del Verano.

El romance se rompió porque el trofeo no se quedó en Aguilar tras las vacaciones. Optó por irse a Granada. A Alfacar.

La decisión fue dura y, hasta el último instante, la emoción, la incertidumbre de si el rollito de verano iba a más, se mantuvo. Porque Aguilar estuvo a un tris de seducir, de completar la seducción, al Grand Prix. Hasta le susurró lo divertido que es el Carnaval de la Galleta.

Venciendo en las Gaviotas Malotas (2-4), empatando en el Escala como Puedas (5-7), en el que hizo falta la moviola para decidir el ganador de una ronda, imponiéndose en el Perrito Piloto (7-11); y perdiendo ventaja en Jurasic Prix (11-13). La patata caliente le dio los dos puntos a Alfacar, implantando el empate (13-13). Igualdad que se mantuvo gracias a la mala puntería de ambos equipos en el Baloncesto entre Pañales (16-16).

Momento de la prueba baloncesto en pañales.

En los Pingüinos Matemáticos, los aguilarenses volvieron a tomar ventaja, pese a tener a vaquilla Marisa mareándoles (18-20). Enjugada la ventaja por los granadinos de Alfacar en los Troncos Locos (22-22) y acrecentada por los de Granada en los Bolos (24-22)

Dos puntos separaban a los palentinos de los granadinos antes de llegar a la prueba que en las fases previas les dio la victoria a los del pueblo que huele a galletas. Dos puntos por debajo tras una pléyade de pruebas, de golpes, de risas, de ánimos, de maldiciones, de besos, caricias… casi parecía una canción de Camela, padrinos en la final de los aguilarenses. Por cierto, buena animación de Dioni, el de Camela, pero nada que ver con la de Eduardo Casanova, padrino de Alfacar.

El Diccionario.

Y el Diccionario mantuvo la emoción hasta el final. En el punto donde hace años Carrión de los Condes ganó su Grand Prix hace 18 años, Aguilar de Campoo no defraudó. Acertó dos de las tres: Gruja y Trapila. El fallo fue Chibuquí.

Pero Alfacar hizo lo propio: Dos aciertos (Biricú el primero) y un fallo (Bríngula). El segundo acierto llegó cuando el marcador era favorable por un punto para Aguilar (24-25). Era la última palabra del programa: Y ese acierto, Refez, en la parte postrera del programa hizo  valer esos dos puntitos de ventaja ganados durante todo el programa canjeables por el galardón del Mejor Pueblo del Verano a los ojos de RTVE, el Grand Prix, las vaquillas de peluche y los dinosaurios de pega. (27-25),

Los aguilarenses, durante la retransmisión de la FInal del Gran Prix.

Pero que nos quiten lo bailao, debían pensar hace apenas unas horas los cientos de aguilarenses que, a pesar de que ya sabían el resultado del programa, se unieron para ver cómo lucharon sus vecinos por el cariño del Grand Prix. Para honrar a los que, a base de golpes, resbalones, inteligencia y siempre vestidos de amarillo, han llevado el nombre de Aguilar de Campoo muy lejos. A la boca de muchos, a las noticias de muchos medios de comunicación de España. A la curiosidad de cientos de personas por conocer el que es el segundo municipio de Palencia. Eso también es un premio, y en eso han quedado primeros.

Bueno, y no nos vamos a olvidar de los 3.000 euros ganados gracias a la prueba de los bocadillos de jamón. No es gran premio, no es el amor del Grand Prix pero… alimenta.

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